miércoles, 25 de diciembre de 2024

ALCIRA

 

En estos tiempos navideños que corren, —y siempre— su ausencia es muy notoria porque con su amabilidad natural era el alma del taller Tulipano. Ella, fue  la que consiguió la casa para hacer las reuniones y la ofreció con su habitual generosidad.

Diego, fue su hijo del alma, y también nos dejó reunir durante todo el año para leer nuestras correspondientes tareas.

Además de esa amabilidad tan característica, Alcira tenía un humor envidiable. Desenfadada, con una sonrisa a flor de piel y con gracia, generaba comentarios jocosos entre todos los presentes. No se le escapaba nada.

Por otra parte, escribía como una verdadera profesional sin inmutarse por las correcciones que eran pocas y siempre muy acertadas.

¿Qué más puedo decir de ella que no se haya dicho?

Su ausencia es un dolor inmenso, que sentimos en el corazón y en todos los momentos de reunión, porque estaba siempre presente en todo instante, con sus comentarios repletos de gracia y de buenos sentimientos. La quisimos con profunda ternura y con todo el amor del mundo.

No tengo más palabras para elogiarla. Era, además, una gran campeona del relato y del verso, y  una amiga sincera para todo el taller. Fue querida por todo el mundo, no había nadie que no lo hiciera.

Acompañamos el sentir de todos con estas palabras que no podrán nunca darnos consuelo en la desazón de la ausencia, pero que exhiben nuestros sentimientos a flor de piel.

Que descanses en paz, querida amiga, fuiste un ejemplo singular para todos nosotros.

 

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