A raíz de las circunstancias de estas festicholas que se
avecinan, se me han ocurrido algunas ideas que voy a resumir con la finalidad
de compartirlas.
No son gran cosa, pero son, ya que en este país de acuerdo al
último censo que se hizo, somos más viejos que otra cosa. Queda algún
jovencito, pero no muchos, y, es conveniente precisar en qué nos diferenciamos
más.
En mi caso, me vino un ataque de vejez imparable. Ya no sé ni
dónde vivo. Estoy más perdida que piojo en peluca.
Todo es digital. Nadie hace caso de nadie. Las cuentas, las
transferencias, los pagos, todo, absolutamente todo se realiza (o debe
realizar) “on line”. Si sabés mejor, y
si no sabés tenés que tener algún chico que te asesore porque vos sola, no
salís ni en broma.
Así ando por el mundo, perdida a más no poder, sin ilusión de
que alguien me lleve el apunte; ni siquiera un bomberito australiano que se ve
tan bien en la foto con sus músculos abdominales bien marcados y una sonrisa de
oreja a oreja. ¿Muy joven para mí? ¡Claro! ¡No me voy anotar con un vejestorio
como yo! ¡Panzón y gordo a más no poder! Quiero al australianito hermoso que
aparece con un tierno gatito en sus brazos. ¡Consíganme uno así!