Instrucciones para corregir exámenes internacionales de español y literatura |
EXÁMENES
Pedro Miguel Obligado
Siempre sueño que
estoy por dar exámenes
y se va a descubrir
mi insuficiencia
que acosado por
preguntas sin clemencia
no sabré contestar
cuando me llamen.
Sufro como un
artista en su certamen
como un preso que
espera su sentencia
como todos, durante
la existencia
pendientes de una
prueba y un dictamen
Quizás siento al
soñar, que está en mi mismo
la sombra de la
noche circundante,
y temo cual luz
sobre el abismo.
Luego cuando
despierto cada día
veo que sigo siendo
un estudiante
y debo dar examen,
todavía.
Hay muchas tareas que tenemos que hacer durante nuestro ejercicio docente. Una de las más difíciles es EVALUAR. Sea con el sistema que sea, la evaluación es
siempre una tarea compleja. No importa si usamos números, letras o juicios. Queremos “ser
justos”, pero no siempre lo logramos. En
el sistema americano, hay números que equivalen a letras, y –además- el alumno
y sus padres o tutores tienen bastante a menudo una idea de cómo van sus
calificaciones. Cada poco tiempo hay lo que se llama en inglés un “progres
report”, que no es la calificación “oficial”, la que va a ir al supuesto
“carné” que tampoco es un carné sino una
hoja de evaluación periódica-. El “PR”
es una idea aproximada de cómo “va el aprendizaje”, es decir cómo “rinde” el estudiante. Para la evaluación hay que tomar en cuenta todas las actividades, los escritos, los orales, los
proyectos y todo lo que se haya
“marcado” para ser evaluado con su correspondiente porcentaje. Las notas van
desde la mínima -que se señala con la letra “D” y numéricamente va del 60 al 69-. Es nota de pase pero nadie se
alegra porque es la calificación más pobre. Le sigue la “C”-del 70 al 79,
también considerada “pobre”, y luego viene la “B” y la ansiada “A”. Los planos intermedios se señalan con el
signo de menos o el signo de más. Por
ejemplo: si un alumno tiene 85 es una “B” –sin más y sin menos- pero si tiene
88 es una “B+” y si tiene 82 es una “B-“. Lo más difícil son esos pasajes de la
B+ a la ansiada “A, que también puede ser “más o menos”.
Corregir pruebas escritas
es –quizás- lo más complejo. A mí siempre me pareció una broma de mal gusto que
digan que los profesores trabajamos menos horas y tenemos cantidad de días de
vacaciones, porque no únicamente estamos en clase las horas reglamentarias,
sino que tenemos que prepararlas y corregir
pilas- y aquí me refiero literalmente a los “montones” de escritos que
se nos vienen encima cuando tenemos grupos numerosos- Además tenemos que seguir
preparándonos para cumplir en forma eficiente nuestra labor, por aquello de que “camarón
que se duerme se lo lleva la corriente”. En las pruebas del programa Advanced Placement
(que quiere decir Posición Adelantada,) se evalúa según criterios establecidos
por especialistas. Yo fui varias veces a corregir exámenes de Español y de
Literatura a Estados Unidos. Allí-además de haber enseñado durante mis veinte
años de permanencia en el UAS, esos cursos- recibía/mos un “training” (entrenamiento)
especial. Esos exámenes no son corregidos por un único evaluador, sino que se
dividen en “partes” y cada evaluador corrige la suya. Finalmente –reunidas las
partes que corresponden a un mismo examen- una mesa especial –“jefa” asigna la calificación final. “La posición
adelantada” significa que según la calificación que obtenga cada estudiante en
las distintas materias, puede “adelantar” sus estudios universitarios por medio
del sistema de “créditos”. Un estudiante que haya logrado buenas
calificaciones en varias áreas, puede “saltar” un año de estudios universitarios
y comenzar a cursar el segundo año, en lugar del primero. ¿Difícil? Quizás. Pero no es imposible. Hubo varios
estudiantes que lo lograron.
Mientras el estudiante se
prepara para su futuro universitario y va dando los exámenes que le darán más
posibilidades de acuerdo a sus inclinaciones, hay que evaluarlo con firmeza. Si
se le evalúa así, comprende que ya no
está en la escuela donde una maestra le
daba todas las materias y le ponía en los cuadernos: “¡Adelante!” En la
Secundaria el “impulso” principal para progresar es la perseverancia. No se necesita ser un genio
para concluir un bachillerato, pero hay que poner esfuerzo. Si está preparándose
para los exámenes internacionales, hay que calificarlo acorde a ese régimen
para que no reciba “sorpresas” cuando
venga de Estados Unidos la calificación final.
Yo hice todos los cursos
de evaluación que me propusieron y además procuré no ser agresiva. Una quiere
que el estudiante aprenda, por lo cual de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia
se le debe humillar o censurar. Corregir escritos me llevaba mucho tiempo. Me pasaba fines de semana enteros sin
asomarme al exterior leyendo y anotando en una hoja los distintos errores o
enmiendas para presentarlos como ejemplos.
Apenas me veían llegar me
salían al encuentro preguntándome “¿Qué saqué?” Pero fueron comprendiendo que
además de la calificación tenían que aprender a lidiar con la evaluación en
otras “asignaturas” vitales. Esa instancia no iba a ser la única. Somos “evaluados” durante toda la vida, -como lo señala el poema de Pedro Miguel Obligado que solía llevar a clase para que lo tuvieran en cuenta-. Hay que
preparar/se para ser "evaluados" constantemente, en todas las áreas de la existencia.
Procuré ser lo más cuidadosa posible a la hora de plantear las mejoras en
la expresión escrita. Nunca le dije a un
estudiante: “mirá que estupidez lo que escribiste”. En uno de los tantos cursos que me mandaron a
hacer, aprendí a hacer “presentaciones
colectivas”. Planteaba los errores en clase, -sin decir en qué escrito los
había encontrado-, y cuando eran garrafales los presentaba con el nombre de
“perlas” al final de la corrección. Con
esas “perlas”, les aseguro que si
hubiera querido podría haber escrito varios libros como los del maestro Firpo.
Ninguno me llegó a
escribir que “los indios eran muy penetrantes” ni “qué porquería es el
glóbulo”, pero sí tuve alguno
que al final del escrito me puso:
“Profesora hice lo que
pude; después de “sexudos” estudios, aquí tiene el resultado.”
Otra perla-muy recordable-
fue en un escrito sobre Hamlet en uno de
los liceos públicos. Yo les había recomendado que –en lo posible- memorizaran
alguna frase para intercalar en su
comentario. (-Una manera como otra cualquier de verificar si habían
leído el texto-) El alumno-, lo recuerdo
perfectamente- intentó escribir una frase “contundente”, pero no sé si por traición de su memoria o de
sus hormonas, refiriéndose a una frase que Hamlet le dijo a Ofelia escribió:
“FRIGIDEZ, TU NOMBRE
ES DE MUJER.”
¿Cómo se puede hacer para
corregir sin herir susceptibilidades?
Como ya expresé “las perlas” las
presentaba en forma colectiva, -sin decir el nombre del que la había creado- la
escribí en el pizarrón, les dije que la frase no era la correcta, si querían corregirla
y decir realmente cuál era la
“verdadera”, la que correspondía. La mayoría sabía que la palabra era FRAGILIDAD, pero no sabían qué era FRIGIDEZ, y para eso había siempre un
“mataburros” a mano. Los más suspicaces
captaron que el significado no era el
adecuado. Hamlet no había querido decirle a Ofelia que era fría o que carecía
de deseo sexual.
Sé,- porque después de
mayor me lo encontré en algún recodo de la vida-, que el hombre adulto, no confundió nunca más en su
vida esas dos palabras. Es un médico brillante, buen lector, que se acuerda
hasta hoy de Hamlet, pero más que nada de la fragilidad / frigidez de
Ofelia.
Me siento muy identificada!!!!!!
ResponderEliminar¡Me suponía que sí, Mabel! Nuestra tarea es gratificante, pero la maldita evaluación es incómoda y muchas veces no dejamos conformes a nuestros alumnos. Sobre todo en la expresión escrita. ¡Les cuesta mucho! Les parece que si reproducen las notas que tomaron en clase- sin ton ni son, si armar nada- ya es suficiente para que les pongas una "A"- y cuando se encuentran con una nota más baja comentan: ¡pero yo te puse todo lo que vos dijiste! ¿No te ha pasado?
ResponderEliminarMuy interesante tu punto de vista. No estuve cerca de la docencia (ni lo estaré) pero me has dejado pensando en lo difícil que es "ajustar" a números y a letras a otro ser humano. ¡Tarea de Titanes! Gracias.
ResponderEliminar