Peor que la soledad ( Tomado de Internet) |
Sobre este tema escribí en diferentes oportunidades.
Generalmente, asociadas a la decadencia de la vejez, pero esta vez, no. Ahora
me planteo la soledad en las primeras etapas de la vida.
La semana pasada
salí con una amiga a almorzar. Vi una niña de pocos años, sentada en una mesa,
sola, juiciosa, entretenida con una tablet. No tardé en darme cuenta de que la
madre, era una de las mozas que atendía el lugar. Evidentemente, había decidido
llevársela para su empleo, porque no tendría con quién dejarla.
La soledad en la niñez actual se soluciona con una tablet. ¿ Servirá? |
Yo viví situaciones
similares: cuando mi madre no tenía empleada o libraba, yo, marchaba con ella
para el hospital. Habitualmente, las enfermeras, o los médicos me daban algo
para entretenerme: papeles, lápices de colores, secantes con la publicidad de
remedios. Y yo me sentaba a dibujar mis
palotes. No había celulares ni tablets. La mayor parte del tiempo mi entretenimiento
predilecto era la lectura. Aprendí a
tener un libro siempre a mano. Me entretenía leyendo historias de otros mundos,
mucho mejores que los del hospital.
Ahora, tengo una
amiga que ingresó a una asociación que se llama “Canguros”. Es una madre que
perdió a su único hijo; tiene una entereza envidiable y, como tiene tiempo
libre, lo dedica al cuidado de niños que reciben asistencia en cuanto a
alimentación, cambio de pañales y demás, pero no tienen a nadie para que los
tengan en los brazos, les canten y les
hablen. Cuando hice la especialización en Dificultades de Aprendizaje, leí
abundantemente sobre la carencia afectiva. Es una horrorosa causante de limitaciones, porque el
cariño, el contacto persona a persona es necesario siempre y mucho más en las
primeras edades para aprender a hablar, a gatear, a caminar. Es muy loable que haya personas que dediquen tiempo a
darles mimos- que son tan necesarios
como alimento espiritual-.
https://www.youtube.com/watch?v=1--oWPdZ3XE
https://www.youtube.com/watch?v=1--oWPdZ3XE
Sin embargo,
recuerdo que hace unos años, hubo una propensión a no darles falda ni caricias para no malcriarlos,
aunque siempre se supo que los seres humanos, como los monos, necesitan de ese
apego materno o similar para crecer sin traumas.
Los tiempos cambian, las tendencias también. Felizmente.
Mimemos a los niños mientras podamos porque no lo son para siempre, crecen
desmesuradamente en poco tiempo y cuanto más los queremos tener a nuestro lado,
vuelan a otros países procurando fortuna,
y muchas veces, amor.