La verdad, prefiero uno así y no el de verdad |
Uno de los
mayores dilemas que experimentamos los-
que ahora somos llamados- adultos mayores para viajar, son los
servicios en los aviones de algunas compañías.
Hace unos años,
después de una muy mala experiencia con
una agencia de plaza que me prometió el oro y el moro y no cumplió, decidí que
no iba a viajar más así. A mí no me interesa hacer veinte ciudades en diez días
y ver lugares turísticos a vuelo de pájaro con guías que no me brindan atención
personalizada y que me llevan corriendo de un lugar a otro con una apretadísima
agenda que no le sirve a nadie.
Por eso, esta
vez, me planifiqué para hacer lo que yo quería.
Una ciudad, para
recorrer sus puntos principales con un guía personalizado. Un paquete VIP para
un concierto, y, de acuerdo a lo que pude conseguir en ese paquete, una visita
al estudio de grabación.
Así lo hice.
Pero,
lamentablemente, le compré los pasajes a una agencia que me recomendó una
amiga. Y esa agencia me compró unos pasajes por la línea Air Europa.
Yo no leí las
evaluaciones ni nada. Confié en que la dueña de la agencia sabía lo que hacía y
me conseguiría lo mejor. Pero no fue así. La aerolínea – de acuerdo a los
comentarios que leí a la vuelta- no tenía un buen comportamiento con sus pasajeros,
porque no les brindaba un buen servicio.
Y lo pude comprobar en vivo y en directo.
Los pasajes los
pagué contado en el mes de diciembre para viajar en julio. La combinación que
me dieron fue: Montevideo- Madrid- Madrid- Bruselas- (Y de Bruselas a Maastricht
en ómnibus o van o taxi). Yo sé que cuando se pide asistencia en los aeropuertos, no se permite comprar los
“asientos especiales”- es decir los que les dan a las madres con niños, que
están al lado de la puerta de emergencia y tal. Por eso, lo único que solicité fue que me dieran un
asiento en el pasillo, porque en un vuelo de doce horas, necesito poder mover
las piernas y también ir al baño. En un principio, la mujer me dijo que no,
bastante perentoriamente- ya le había pagado- que eso lo tenía que solicitar yo. Yo insistí
porque al fin y al cabo era lo único que le pedía. Si bien viajo con
asistencia, y sé que por ese motivo no puedo comprar asientos preferenciales,
supuse que no habría inconveniente en obtener un asiento de pasillo. Al
principio me dijo que no, y después, al final, lo consiguió, para la ida. El
vuelo era extenso porque además, tenía que hacer traslado para volar a
Bruselas. Así se hizo. En Bruselas, le pedí a la asistente que me dejara en una
parada de taxis. Viajar de Bruselas a Maastricht en taxi no es barato pero tampoco imposible
de pagar, así que lo hice y llegué a la vivienda alquilada en perfectas
condiciones. Cansada pero bien. Allí me encontré con la simpática anfitriona.
Todo lo demás,
positivo, lo narraré en otras
oportunidades. Sigo con esta crónica sobre los vuelos.
A la vuelta,
volví a contactar a la agencia de viajes que me había vendido los pasajes.
También en forma poco amable, me dijo
que “los gestionara” yo por internet. Porque al haber pedido “asistencia en
aeropuertos”, no cabía la posibilidad que yo requería. Es decir: me sacó al
obol.
Estar en el
extranjero, con un paquete Antel-
Internet- Viaje y que no funcione es lo peor de lo peor. Fue catastrófico.
Cuando conseguía comunicación, un
insistente disquito me repetía que “todos los operadores estaban ocupados”-
total mentira porque insistí a horas absolutamente insólitas como las tres o
cuatro de la mañana- Así fueron las cosas. No pude obtener comunicación.
Tampoco me dio resultado pedirle a un empleado de la línea- en Madrid, a la
vuelta de Bruselas- que me gestionara el asiento pasillo. Me contestó que lo
hiciera por Internet- No hubo caso tampoco. Por lo tanto, hice lo que me
indicaron que se hace en esos casos. Me fui al Aeropuerto, tres horas antes. Me
hicieron hacer una cola general- más de una hora de pie- para llegar a alguno
de los mostradores. Cuando lo logré, ¡oh, sorpresa! ¡No estaba en la lista para
salir esa noche, sino en “stand by”. Esto significa que no me habían puesto
para el vuelo de esa noche, y que, debía, quedarme otra noche más en Madrid.
Chillé como un mono herido, durante más de media hora. Finalmente, me pusieron
en un avión destartalado, que voló porque Dios es grande. En las turbulencias
crujía como un desgraciado y me tuvo durante todo el vuelo, encomendándome a
todos los santos. La comida fue una porquería de fideos recocidos en una pegajosa
salsa de tomates, absolutamente incomible. Tampoco nos dieron desayuno. Vi que
muchas personas se paraban, iban hasta las cabinas, y volvían con un jugo de
naranja y un refuerzo. Eso fue el desayuno para los que se avivaron- quizás ya
habían viajado en Air Europa antes-. Lo cierto es que el viaje de regreso fue
de terror.
Durante las
largas esperas pude conversar con otros pasajeros sumidos en el mismo mal
trato. Algunos, inclusive, con pasajes de primera clase tuvieron que quedarse
en tierra. También me comentaron que no era la primera vez que les pasaba.
Me prometí a mi
misma no viajar más en esas pésimas condiciones. Ahorraré en millas o en
dólares para conseguir pasaje de primera y - sobre todo- trataré de viajar en
líneas de comportamiento normal.
Y acá les dejo
posibles ideas para no viajar más como sardina en lata.
1)
Consiga pasaje y asiento con anterioridad. Si le dicen que “tal vez, o que no se puede”: desista. Búsquese
quien le diga que sí. No sea papafrita
como yo; el que busca, encuentra.
2)
3)
Alquile por Airbnb o similar. Mire bien lo que va a alquilar. Yo
alquilé un apartamento pequeño, lindo acogedor, bien atendido. Pero tenía escalera,
y a mí me cuesta mucho subir y bajar. Me dijeron que en Holanda las casas son
así: angostas y de tres pisos, por escalera. Busque. “When there is a will,
there is a way”.
4)
Contrate un “guía personalizado”. En
algunos lugares los llaman “walking tour”. No se deje engañar. Yo me lo
contraté y lo pasé bomba. Con Johanssen nos entendimos en inglés. Amorosiento. Si lo quiere para usted solita, páguele lo que
corresponda y tómeselo para usted. En grupos de veinte personas la arrastrarán
de un lado para otro como si fuera ganado.
5)
Hágase una lista de los lugares que quiere visitar/conocer. No hay otra manera de hacer lo que una quiere. No a todo el mundo
le interesa lo mismo. Insista en que sus gustos son personales y que hace unos
años que viaja sola por todo el mundo, haciendo lo que quiere y cuando quiere. Se
sorprenderán, indudablemente, pero harán lo que usted sugiere.
6)
Asegúrese su cuota de “güifi”. Si sale
del país, será necesario que tenga acceso a internet. Hay que estar comunicado
con la familia, con las amistades. En Europa no hay güifi en todos lados y
muchas veces quedamos incomunicados por falta de experiencia.
Por último,
tómese una buena dosis de Avivol, y
otra buena de Optimistic. Dosis
absolutamente imprescindibles. Los imponderables, existen en todos los viajes.
¡Ay, ay, ay!