Este año decidí escribirle
una cartita a los Reyes Magos, que se quedaron por allá, en mi niñez, cuando
vivía mi madre, y yo salía—la noche anterior— a juntar pasto para los camellos.
Lo cierto es que a la mañana siguiente, mágicamente, aparecían algunas de las cosas
que había solicitado con mucho empeño.
¿Me harán caso este año?
Mi ignorancia es tan grande como
cuando era chica y esperaba con ansiedad febril la muñeca que caminaba o el
triciclo grande para que mis largas piernas pudieran pedalear sin zozobras. De
todas maneras, este pedido tan inusual, creo que tiene su razón de ser.
Pasamos un año angustiante sitiados
por una pandemia desconocida que nos descolocó completamente. Las medidas que
tomó el gobierno fueron acertadas de acuerdo a los criterios generales, pero,
no todo el mundo las cumplió y acató. Los resultados, sobre todo a fin de año, no fueron los
mejores.
En la cartita infantil tenía que
poner todo lo que había hecho bien durante el año, porque eso, según mi madre,
favorecía la entrega de lo que solicitaba. Entonces, empezaré de la misma
manera. Ya no tomo la sopa que rigurosamente me daban todos los mediodías y
cenas, pero consumo regularmente lo que me aconsejan los médicos que cada vez me cercan más con
sus productos saludables. Lo hago con la
esperanza de que cedan los dolores de mis artríticas rodillas y pueda caminar
con algo de la seguridad y firmeza de antaño.
Primer deber cumplido: como bien,
todo lo que me aconseja la nutricionista. No salgo del régimen por nada del
mundo.
Segundo cometido: ayudar al prójimo.
También lo he cumplido a rajatabla. No creo que ninguno se queje.
Tercer cometido: No voy a misa desde
la época adolescente, pero tengo la certidumbre, de que, aunque no voy, Dios
tiene para mí una disposición que sé que me será beneficiosa.
Usualmente, escribía la esquela a los
tres, pero de vez en cuando, se la enviaba únicamente a Baltasar—que
tradicionalmente, me habían enseñado que era el moreno del grupo y que tenía
gran disposición para los pedidos de las niñas—. En fin, sigamos creyendo que
así será.
Los tres pilares infantiles, son los que me dan la
suficiente energía como para escribir esta cartita, dirigida a los tres reyes
magos, pero en especial a Baltasar—que espero que siga siendo el morenito y que
acceda a este pedido—.
Montevideo, 5 de enero del 2021
Queridos Reyes Magos (—en especial,
Querido Baltasar—):
Ya no quiero ninguna muñeca que
camine sola, ni un triciclo gigante, porque mis piernas artríticas ya no me permitirían
pedalear con la facilidad que podría haberlo hecho antes, pero sí quiero algo
que quizás puedas darme (darnos): una cuota extra de buena salud. Bien entendida. No quiero ni pensar en
la posibilidad de apestarme con el siniestro virus del Covid, y tampoco quiero
que mis seres queridos se contagien. Vos sabés que los tengo desparramados por
todo el mundo. Ya sé que lo que te estoy pidiendo te lo está solicitando toda
la humanidad, pero, como sé que sos bondadoso, y también recuerdo que de niña atendiste todo lo que pudiste mis
pedidos, estoy segura de que no me vas a
fallar.
Esta vez, no te preparé ni pastito ni
agua, pero si venís en la forma de este Baltasar, te ruego que vengas, así,
livianito de ropa. Porque acá, por Montevideo, empezó el calorcito.
(Foto de Tomer Sisley) (Internet)
Si no podés, igual creo que la túnica
y el turbante (de géneros ligeros y coloridos) no te van a quedar nada mal.
¿Qué locomoción vas a usar? ¿Camello,
elefante o cuatro por cuatro? A mí no me importa demasiado, con tal de que
vengas. Yo te estaré esperando con un trago fresco y una picada oriental. Te va
a encantar.
Dale, vení, no te achiques, no tengas
ningún miedo. Hace tiempo que no tengo ningún negrito- con perdón de
la palabra que la penaron en Europa- . Te trataré como a un rey. O sea como lo
que sos: un rey sabio que traía la mirra- de niña no sabía lo que era, ahora, más
menos-
Nos fumaremos un rico puchito (traelo
vos, porque yo no tengo ni un desgraciado Nevada) Si te querés quedar en casa, tengo camas en el
comedor. Te puedo dejar armada una para que descanses unas horas antes de
seguir el viaje. ¿De acuerdo? La porción de salud extra, embalala bien. No sea cosa de que se te escape lejos
de este barrio y nos quedemos sin nada. Como ya sabés, te quiero en pila. Hasta
el cielo y más allá. Muchas gracias. Tu amigota de siempre.
Alfita
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