lunes, 18 de enero de 2021

FANTASÍAS

 Indudablemente, en esta época maldita acosados por una pandemia que no nos permite razonar ni vivir se nos tienen que ocurrir fantasías—para no sucumbir— acordes con las situaciones que nos depara la existencia.

En mi caso, por razones de la edad, tengo que ser más cuidadosa que si tuviera veinte o treinta años, y cumplo, con el protocolo de higiene que se aconseja. Sin embargo, he visto que los contagios no se dan en una forma que se pueda detectar cómo y dónde.

Evitar las aglomeraciones y el contacto físico es uno de los requisitos. Así que ya hace casi un año, que no beso ni abrazo a nadie. Nos conformamos con el ya clásico roce de puños o codos. Me ha costado. Me agrada mucho tener contacto físico con los seres queridos. Pero no se puede. Estamos confinados como con las siete plagas de Egipto. Salimos de una y nos metemos en otra.

Mis fantasías se nutren con las series que nos convocan con actores jóvenes, saludables, llenos de vitalidad, musculosos—algunos delgados incluso, lucen músculos apreciables—. Me he convertido en una vieja tipo Don Fulgencio, aquel legendario personaje de Divito que “nunca había tenido infancia” y hacía, a una edad provecta, con un físico regordete y con pelada, actividades totalmente pueriles: desde remontar cometas, hasta jugar con un trompo. En mi caso, no soy tan infantil pero los actores son estupendos y se prestan para todo tipo de ensoñación.

A algunos ya los presenté en “los hombres de mi vida”. Desde los más veteranos, incluso que ya no viven, hasta los más jóvenes que surgieron del mundo de la moda publicitaria. Físicos portentosos, sin un gramo de grasa, para cuyo mantenimiento,  se entrenan a muerte durante horas.

Hay tres  que podemos  ver en las series, y en varias redes  sociales con total impunidad porque viven gracias a esa exposición:

 

Andrés Velencoso


Español, joven, salido del modelaje. Tiene un físico delgado pero portentosamente musculoso. Lo vi en una serie de Netflix: “Edha”, y, al buscar información aparecieron detalles de su vida personal, sus parejas, la muerte de su madre y un tatuaje que luce en el pecho con su nombre. A mí no me gustan para nada los tatuajes pero, en este caso, si no insiste,  se le podría perdonar.

 


Ibrahim Celikkol

Salido del  mundo del deporte. Turco. También musculoso y alto, con más físico que Velencoso y con cara de niño bueno. Lo vi en una interminable serie turca:  “Intersection” (en otros países salió con el nombre de “Vidas cruzadas”).

 


Tomer Sisley


Es el que he visto más. La primera serie que vi con él  es Mesías. Interesante y rara. Con personajes de la Biblia. Buen papel de malo.

Como me gustó, busqué otras. Incluso películas.



También es joven. Delgado, al estilo Velencoso, pero  con un buen físico que entrena para hacer él mismo las escenas de riesgo. Vi la serie “Balthasar”, rarísimo ejemplo de  tenebroso policial con ficción. Encarna la figura de un médico forense cuya esposa fue asesinada y dialoga con ella y con los muertos que examina. Con la capitana de la policía ( Bach), hay una relación extraña porque la mujer es absolutamente opuesta a su carácter jodón. Una relación de tire y afloje. Muy bien llevada por ambos. No sé cómo lo lograron porque cuando no hay química y uno tira para un lado, y el otro para el opuesto, lo más probable es que la constante fricción provoque una ruptura total. Vi dos temporadas. Si logro localizar la tercera, sin tantos comerciales, quizás la pueda ver también.  En Balthasar, hablan un francés nativo y fluido que después de un rato consigo entender un poco, sacando de mi cerebro el francés au liceé,  aunque no todo.

Mis amistades de redes sociales me preguntaron por qué los elijo tan jóvenes, y contesté la verdad: para vieja, basta conmigo. ¿No verdad?

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