martes, 2 de mayo de 2023

VIAJAR

 

Durante muchos años en casa se llevó una lista  que se llamaba- y se sigue llamando- “Venga  y atrévase a soñar”. El título estaba inspirado en un programa de entretenimientos que conducía Berugo Carámbula. Allí anotábamos las propuestas más inverosímiles de un futuro que nos parecía inaccesible: no teníamos auto, no teníamos casa, no teníamos plata, no teníamos nada de nada; pero sí teníamos muchísimas ilusiones. No sabíamos cómo, pero ahí estaban muy campantes haciéndonos soñar. Probablemente estaban auspiciadas en nuestra extrema juventud que nos daba alas para muchos sueños disparatados.

De noche, vencidos por el cansancio de extensas jornadas de trabajo, soñábamos en voz alta. Iremos a tal o cual lado, tendremos tal o cual casa, nos compraremos tal o cual auto. Y así seguíamos hasta que el sueño-rodeado de tantas ilusiones- nos adormecía y nos llevaba felizmente lejos.

Yo hice-antes de salir a ningún lado- muchos viajes de estilo literario ambientados por los libros que leía. Todos magníficos libros que  entregaban conocimientos por medio de la lectura atenta,  sin salir de la casa. Viajar de verdad, pertenecía a las ensoñaciones que teníamos con diversos panoramas soñados. Así desfilaron por nuestras mentes, varios lugares de América y de Europa, con sus correspondientes lugares y destinos. No se trataba de algunos de los viajes que después hicimos auspiciados por agencias de viajes que trasladaban pasajeros como ganado, con guías locales cuyo   espíritu era compartir nada; con gestos hoscos- más siendo latinos, despreciados, por ser confundidos con porteños y sin ninguna consideración por la diferencia de pertenecer a un país pequeño, vecino de Argentina, pero con una impronta propia- no porteña, obviamente-.

Supimos tempranamente que eso no era lo que queríamos. Necesitábamos “atención  personalizada”, que la invocaban pero no la daban jamás porque eran guías sin ningún tipo de vocación. Habían agarrado ese laburo porque no había otro que les permitiera ganarse un sueldito para solventar la vida en una ciudad cara y sin posibilidades de progresar en nada.

Nadie les dijo- como hizo Martin Luther King a los suyos- que había que ser “bueno”, sin importar el tipo de trabajo, Si era un barrendero, tenía que ser el mejor de los mejores, porque esa actitud le permitiría en el futuro, enfrentar mejores trabajos con mejores sueldos y, con posibilidades de progreso. Copié el texto de King, al cual le corregiría algo de  la estructura, pero, como lo quiero citar tal cual, así lo transcribo, porque igual se entiende:

„Si un hombre es llamado a ser barrendero, debería barrer las calles incluso como Miguel Ángel pintaba, o como Beethoven componía música o como Shakespeare escribía poesía. Debería barrer las calles tan bien que todos los ejércitos del cielo y la tierra puedan detenerse y decir: aquí vivió un gran barrendero que hizo bien su trabajo. “

Fuente:
https://citas.in/frases/68288-martin-luther-king-si-un-hombre-es-llamado-a-ser-barrendero-deberia/

 

 

Por eso, considero que los viajes tienen que ser como el que hizo Ovejero (China para hipocondríacos)  o Saramago (Viaje a Portugal): cada uno disfrutando las diferencias, investigando, si se daba el caso, y sobre todo disfrutando de todo con mirada de asombro.

 

 

  “VIEJO BARRIO QUE TE VAS ”   Desde que vivo en Punta Carretas, el barrio se fue transformando en forma lamentable. Hay construccione...