Gioconda Belli en la plenitud de su belleza |
La primera publicación de este texto fue en el blog colectivo Internet y Lectura el 8 de marzo de 2011- con otra foto de Gioconda Belli.Esta vez, para publicarlo en mi blog personal, lo modifiqué.
Gioconda nació en Nicaragua, de buena cuna. Se casó, se descasó, se volvió a casar y a descasar. Es una escritora de éxito, una guerrillera que luchó por lo que creyó justo para su país, pero que no dejó de lado la ardua responsabilidad de ser madre. Abrazó con pasión,- como dice en su poema- esa extraordinaria labor de ser “un taller de seres humanos”. Tuvo cuatro hijos, no siempre en las mejores condiciones. Por lo que cuenta en su libro autobiográfico-con todo lo que la “autobiografía” tiene de ficción- se deduce que nunca fue un ama de casa tradicional. No parece haberse quedado en la casa a lidiar con la limpieza, la cocina, los pañales, las mamaderas. Ella misma confiesa –muerta de risa- que no sabe cocinar. El partido de la Izquierda Erótica (PIE) sabe de sus desvaríos. Escribe-como todo lo que hace- instintivamente, desde las entrañas.
Según lo que leemos en “El país bajo mi piel. Memorias de amor y de guerra”, no dejó títere con cabeza. Cuenta que fue cortejada por el general Torrijos y hasta sugiere la idea de que podría haberlo sido también por Fidel Castro. Es-como ella suele afirmar- una “Quijota”. En un continente en donde las mujeres se han visto tradicionalmente sometidas al poder del varón, me llamó mucho la atención que ella declarara que hizo lo que se le dio la gana con los hombres. Aquí va una pequeña muestra de lo que cuenta en el mencionado libro que recomiendo leer:
(…) "mi vida clandestina y mi amor por Marcos eran parte de una vida paralela, aparte, que yo administraba en otra carpeta de mi cerebro, igual que lo hacían los hombres de mi país, que tenían amantes sin menoscabo de su matrimonio, yo había aprendido a compartimentarme magistralmente; (…)
Es muy difícil que una mujer “comunique” con tanta sinceridad sobre esas relaciones “compartimentadas” que sí suelen tener los hombres sin mayores remordimientos. ¿No? Pues bien, ella lo confiesa a “calzón quitado”. Sin embargo, en sus poemas no se percibe un feminismo a ultranza sino una especie de simbiosis entre su ser femenino y sus ilusiones de amor, armonía y justicia. Las fotos de su juventud nos muestran a una hermosa mujer de melena leonina, ojos cautivantes de mirada conquistadora. La dedicatoria del libro que más me gustó se la dirige a su actual pareja y dice: “A Carlos, puerto de mis tempestades”. ¿?
Como recordatorio de la celebración del Día de la Mujer , este 8 de marzo de 2012, comparto su poema: Y Dios me hizo mujer
Y Dios me hizo mujer
de pelo largo, ojos
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas,
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días,
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Yo también soy mujer y me gusta serlo, Gioconda, aunque con otras alternativas. Sé cocinar, gracias a Dios, y a toda mi familia, y -en especial- a mi nona Lucía que siempre decía que a los hombres se les conquistaba primero por acá- y se señalaba el bajo vientre- después por acá- y se señalaba el estómago-, y después se llegaba acá- y tocaba el lugar de su corazón-. Tenía razón. Por si no lo sabés, tuve un único y felicísimo matrimonio de cuarenta y cuatro años. Sólo la muerte logró separarnos.
No fui “un taller de seres humanos”, pero como fui docente vocacional, y desde mi puesto de Coordinadora, dediqué alma y vida a cada muchacho para que pudiera terminar la Secundaria, prácticamente, te puedo asegurar que me faltaron nada más que los dolores de parto. Me parece estupendo que tú hayas tenido cuatro, y que otras también los tengan siempre y cuando los quieran. Porque los hijos para traerlos al mundo como Dios manda, deben ser queridos, siempre muy queridos.
El cabello largo lo dejé en la juventud porque con el paso de los años no queda bien. Me parecen patéticas las extensas melenas de cabellos ralos de las sexagenarias. Parecen muñecas artificiales con cabellos de plástico.
Las curvas y las hondonadas –que dejaron de ser suaves- se me acentuaron. Ahora tengo un cuerpo parecido al de un pollo. Bien redondo.
Con el asunto de las hormonas anduve bastante bien hasta la menopausia, que querés que te diga, Gioco. Después lo “balanceado” pasó a la historia, y supongo que vos lo sabés porque tenés apenas cuatro años menos que yo… Ya sé lo que me vas a decir: en un poema hay que expresar belleza y no la maldita realidad. ¿Verdad? ¡Tenés razón!
¡Sigamos soñando!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQUE LINDAS COSAS ESCRIBES SIEMPRE... y SIEMPRE APRENDO DE TI...COMO ESTE HYMNO A LA MUJER...QUE COMPARTO PLENAMENTE....SOY UN ADORADOR Y ADMIRADOR DE LA MUJER...UDS. VALEN MUCHO MAS QUE NOSOTROS! Y SON SIEMPRE BELLAS...A DECIR VERDAD TODOS ESTOS ACTUALES PROBLEMAS DE LOS DOS SEXOS, LOS TRES SEXOS, Y DE NO SE CUANTOS SEXOS MAS...YO NO LOS COMPARTO NI ME INTERESAN....
ResponderEliminarPERO ...SUPIERAS COMO COMPADEZCO, INSTINTIVAMENTE, CIERTOS GRUPOS QUE...(ALLA ELLOS,QUE SE PIERDEN MUCHO!!!) Un gran abrazo...de hombre !ajajaja