Matambre a la sidra |
Yo no conocí a mi abuela materna, según me contaron, falleció cuando mi madre
tenía apenas tres meses. Recuerdo que mi madre solía mostrarme una única foto
que tenía de ella y me decía que yo era muy parecida. A mí me gustaba mirar a
esa joven de pelo y ojos claros, vestida a la usanza campesina europea, que
sonreía vagamente. Con los años y las mudanzas la foto se me perdió. En
cambio tuve
una abuelita postiza, que era la
madre de mi madrina, de quien tampoco tengo fotos, pero sí muchos recuerdos gratos.
La nona Lucía era italiana y había venido
al país con su esposo, con quien vivió en Uruguay trabajando día y noche, como
solían hacerlo los emigrantes, pero un día, lamentablemente, él se enfermó y
murió y Lucía quedó sola con una
numerosa prole para criar. Los hijos varones más grandes salieron a muy
temprana edad a trabajar de canillitas-vendedores
de diarios- y ella quedó a cargo de un hotel de emigrantes o sea lo que se
llamaba en la época, una pensión, con
los más chicos y las niñas. En total creo
que eran nueve o quizás habían sido más, porque tengo entendido que alguno
había muerto en la primera infancia. Algunos hijos fueron músicos. A las hijas
las fue casando una a una, en lo posible con otros tanos o hijos de tanos. Su
política con las hijas mujeres era muy clara; cuando algún “gavilán” se
acercaba a alguna de las jóvenes dando
vueltas en una ronda que se llamaba “dragoneo” la que salía a la puerta era la
abuela Lucía que entablaba un diálogo
más o menos así,- según lo que ella
misma me contaba-:
-¿Osté de dónde e’?
Ahí el pescado “in fraganti” declaraba, de
tal o cual lugar. Si era italiano, mejor.
¿Y qué hace todo’lo día por acá?
Otra
vez, el pobre contestaba, que le gustaba tal o cual de las muchachas etc.
Apenas tenía el nombre de la cortejada la llamaba a la puerta y les decía a los
dos:
-Buono- ahora osté’ viene lo’ día’, marte’, jueve’ e sábado; de 9 a 10; por un tiempo…… Depué’
la bambina se prepara pa’ casarse. Nada de calentá siya por mucho tiempo…
¿Capishe?
Así me relataba cómo había hecho para casar
a “las muchachas”. Obviamente, para que
ninguna de ellas apareciera con ninguna “sorpresa” antes del casorio, la nona
realizaba una cobertura de vigilancia que ya la quisiera tener actualmente el Ministro del Interior.
Sus consejos eran también sumamente
prácticos, y no tenía ningún reparo en dármelos.
-¿Vo tené algún dragón? Me preguntaba
cuando yo andaba por los trece o catorce años.
-Va bene. Vo, de acá pa’ rriba decá que
toque nomá –señalaba la zona del pecho…..- pero de acá pa’bajo ¡nada! Decía
enérgicamente señalando las adyacencias del vientre, mientras yo me ponía de
todos colores.
- Depué’ que se case. ¿Oíte? Depué’ que se case,-figlia mia- enfatizaba- que toque
todo lo que quiera ante’ ¡No! y largaba una carcajada sonora.
-“Niente, niente, niente” ante’ de casarse
¡no! Era la consigna.
Otro consejo- que tenía un tono similar – a su peculiar modo, claro, se
refería a la conquista del hombre. Más bien al “hacerse querer” que es al fin y
al cabo, lo que más se aprecia en la vida. (Al menos, yo, lo que
siempre busqué fue eso: “hacerme querer”.)
Al hombre- decía socarronamente- cuando te
casá’ hay que conquistarlo por acá- señalaba el bajo vientre,- depué’ acá,- y
señalaba el estómago e’ dopo llegás acá y señalaba el corazón.
Ese era el camino ideal: sexo, estómago, corazón.
Donde quiera que estés nona Lucía, ¡gracias!…….Hace
muchísimos, muchísimos años que… ¡aprendí a cocinar!
Que personaje la nona Lucía !!!!! Que suerte tuviste de tenerla ! Un beso Alfa !
ResponderEliminarAlfa querida !!!! Hace tiempo que no leía tu blog. Como te asome hace dos días, tuve ...llamèmolos "problemitas de salud". Pero me repuse y acabo de leer tu escrito sobre la abuela postiza. Alfa eres muy dulce y hábil en el mismo tiempo para expresar esos revivir de recuerdos. Con la edad, ( hablo por mi caso, ya que tu para mi eres casi una niña), con la edad, decía, como el futuro se acorta siempre mas, se alarga el pasado. "Hala pa` ca y hala p `alla" , para que la cobija alcance. Te leí con constante sonrisa. Con religiosidad. Gracias, Alfa, me enterneciste. Abrazos.
ResponderEliminar¡Gracias por los comentarios! ¡Es cierto, la nona Lucía fue todo un "personaje"! Yo la recuerdo con mucho afecto. Llenó completamente mi infancia y adolescencia con su humor y su sabiduría socarrona. Además era de una alegría contagiosa. en las fiestas familiares bailaba de todo con un vigor inusitado para su edad- y yo la seguía porque también me encantaba bailar- La nona Lucía forma parte de mi "pasado feliz". Cada vez que estoy cocinando indefectiblemente me acuerdo de ella. jajaja
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