China Zorrilla como "Elvira" y Betiana Blum como "Nora" en la película de 1985 "Esperando la carroza" (Imagen tomada de Internet) |
Empezó el concurso de
carnaval 2015 en el teatro de Verano Ramón Collazo.
En mi tercer año como
abonada-ya no tan primeriza- me encantó reencontrarme con su característico olor que es la primera
sensación que recibo al llegar, mezcla de chorizo, hamburguesa, papas fritas,
churro, lehmeyun, pancho, muzarella y
fainá-entre los más reconocidamente gustosos-. También fue agradable el
reencuentro con los otros abonados con
los que nos vemos todos los años.
Algún despistado comenta
que los abonados tenemos “privilegios”. En realidad, no es así, porque pagamos para ver carnaval de punta a punta. No se
puede considerar “privilegio” el haber adquirido un lugar con asiento numerado
en una determinada fila, ya que contribuimos no en oro, pero sí en buenos pesos uruguayos.
Unos cuantos por cierto. Hay que juntarlos, y -como dice un dicho en inglés-:
“el dinero no crece en los árboles”, hay que dejar otras actividades para poder disfrutar de esta. Y lo hago con
gusto.
Conozco personas que desprecian la cultura popular alegando
que son de origen “europeo”. En verdad, si nacieron acá, son uruguayos, mal que les pese. Pero si
tuvieran ese dejo europeo que dicen tener, deberían poseer un gusto especial
por estas manifestaciones auténticas de un país joven en formación-como es el
nuestro- que va buscando en sus pocos años de existencia, las expresiones que
lo van caracterizando lentamente. El carnaval es una de ellas. (También mal que
les pese.)
A través de los diferentes conjuntos se van
hilvanado los relatos de las vidas, y
eso constituye una modalidad de formación de las raíces auténticas.
En el Teatro de Verano, todos
los espectáculos son centro de atención. Llevan sus propias “hinchadas”, se
discuten sobre la mejor actuación, y se discute-también- por los puestos. Lo
más gracioso es que habitualmente, el “honorable jurado”-como dicen los
murguistas- no coincide con el gusto del público y más de uno se queda con un
palmo de narices.
Lo cierto, es que se
destaca –en la mayoría de los conjuntos- un gran despliegue de esfuerzo
mancomunado para dar lo mejor.
Como sucede siempre: “hay
de todo, como en botica”. Este dicho, tan antiguo que lo decían las abuelas, ha
sido parte de algún espectáculo. El otro dicho vigente hasta hace algunos años cuando se quería desprestigiar
el sonido de algún conjunto era: “es una murga”, -acompañado por un gesto
despectivo- pero ya no funciona más porque las murgas actuales, -por lo menos las
que pude apreciar en estos días de la primera rueda- brindan un espectáculo
completísimo genuino, con unos coros y
vestuarios estupendos, puestas en escena fabulosas y argumentos sensacionales desde
todo punto de vista. Las murgas-ahora- libretan,
cantan, bailan, y actúan muy bien.
De la misma manera, los
parodistas se han esforzado por elegir y trabajar con rigor la materia de sus
parodias. Y se sacan chispas.
A mí me gustó muchísimo-
de las que vi, aclaro que aún faltan- “Los Muchachos” que a través de un “hilo
conductor”-como le dicen ahora- “The Truman Show” presentaron dos parodias
espectaculares: “Esperando la carroza un domingo electoral” y “Me llamo Sam”.
Indudablemente, la base de la primera parodia es la película argentina de 1985-(aunque
el argumento provenga de la obra de teatro de grotesco rioplatense de Jacobo Langsner-) donde China Zorrilla
encarnaba una desopilante Elvira Romero de Musicardi. En la parodia, el papel
de China lo desempeña impecablemente bien
Luis Alberto Carballo, un actor muy
dúctil que tiene una maestría increíble para encarnar una “Elvira colorada”. De
la película se tomó-por ejemplo- lo que la mayoría de las personas que la vimos
en la época, repetíamos hasta el cansancio: “Yo hago puchero, ella hace
puchero, yo hago ravioles, ella hace ravioles.”
Sean Penn en su memorable actuación como "Sam"( Imagen tomada de Internet) |
La inspiración para la
segunda parodia fue una película que en
inglés llevó el nombre de “I am Sam”. En español fue conocida como “Me llamo Sam” o “Soy Sam” y el papel lo desempeñó de modo
superlativo el actor Sean Penn. Se trata de la historia de un hombre con
discapacidad mental a quien se le cuestiona que pueda hacerse cargo de educar a una hija que tuvo con una
mujer que los abandonó. En la parodia, nuevamente el actor Luis Alberto
Carballo encarna a este personaje de una manera magistral. Lamento enormemente
no haber llevado esa noche mi cámara de fotos, porque quizás podría haber captado
alguna secuencia donde se pudiera ver la ductilidad de este excelente actor que
puede pasar rápidamente de un personaje a otro-incluso haciendo bromas sobre la
falta de tiempo entre escena y escena para cambiarse debidamente-. Prometo
fotos para la segunda rueda. En fin. Lo mejor que vi hasta el momento. ¡No se
lo pierdan!
Una recomendación:
Acérquense al carnaval que
no muerde.
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