"El profesor Raviolo"- nunca "Heber". Jamás nos tuteó tampoco |
Libro Escritos de Literatura-recopilación de sus textos- en la página 11 se afirma que su período docente más recordado fue 1961/1967 en el Liceo Nocturno de Las Piedras, donde fui su alumna- |
Corrían los años sesenta del siglo pasado, en el
recientemente inaugurado “Preparatorios Nocturnos” del Liceo de Las Piedras. El
“glorioso Preparatorios nocturno”, como solía decir uno de los compañeros que también resultó profesor
de Literatura y al cual nunca vi más-pero sí mi hermana menor que lo tuvo como
profesor en el Liceo de la Paz-.
Ahora que se puso en el tapete el agradecimiento que le
debemos a los profesores que nos marcaron, yo también quiero hacerlo-otra vez,
porque ya lo hice con Dumas Oroño- mi profesor de Dibujo que supo apreciar que
yo era una reverenda tronca para dibujar o pintar, pero que podía servir- y
serví- para las letras, y mi profesor de Historia Nacional y Americana: el sin
par y querible Vivían Trías. Es inconmensurable la cantidad de alumnos que sacó
de la ignorancia con su sabiduría, y con su biblioteca, porque accedíamos a sus
libros como si se tratara de una biblioteca pública. Además recibíamos más lecciones
de Historia y de Vida en su casa mientras ubicaba lo que nos iba a prestar con
un sencillo trámite: en un cuadernito
anotaba nuestro nombre y nuestra dirección. Ninguno de nosotros tenía teléfono
celular porque no existían.
El profesor Heber Raviolo era distinto. Serio como perro en
bote. Debajo de sus bigotones, difícilmente asomaba una sonrisa. Nos trataba de riguroso “usted”,
y nos llamaba por el apellido. “A ver, Segovia, dígame tal o cual cosa". (Y
había que saber “tal o cual cosa” y no irse lisa y llanamente por las ramas.) Ninguno de nosotros supo “de donde venía ni
adónde iba”- como el poema de Darío- pero sus lecciones con el “ala aleve del
leve abanico” las recuerdo hasta ahora. Nos llevaba minuciosamente por los
entretelones de “Sonatina”, nos deleitaba con “Sinfonía en gris mayor”, hasta que nos hacía sentir el dolor del poema “Lo faltal”. Nada se escapaba a su riguroso análisis poético. Confieso, -y
ya todo el mundo lo sabe- que la mayor parte de la poesía me paspaba- Y más aún
la del tipo “hermético”, porque se
precisaba un “manual” o alguien que desentrañara “significados”. Pero con
Raviolo en clase, la cosa cambiaba. Él nos alimentaba como si fuéramos
pichones, y nos “masticaba” lo difícil para que pudiéramos apreciarlo mejor. Nunca más
necesité buscar “material” extra sobre Darío. Me bastó- aún en la carrera
universitaria- con el que él me señaló.
Y todo lo que pude ampliar lo hice partiendo de sus premisas. Pero donde más se
lucía era en la narrativa. Le gustaba “sacar” a relucir narradores antiguos,
pero también los que no tenían mucha difusión. Por eso, aún con los rígidos
programas de la época, se las ingeniaba para darnos, de aquí de allá y de más
allá, muchos “picotones” extras que nos sirvieron de por vida.
Un profesor no tiene que enseñar “todo”, pero sí puede limpiar el camino de malezas para que
los jóvenes transiten con confianza. Lo supo hacer, pero-a su vez- era riguroso; no era nada fácil “salvar” los
exámenes con él en la mesa. Preguntaba con parsimonia y exigía. Con su modito tranqui, nos llevaba por
vericuetos que desconocíamos -o que no recordábamos-. Si luchábamos, salíamos a
flote. Siempre y cuando hubiéramos estudiado los poemas y los supiéramos de
memoria para desmenuzarlos en el oral. “Lo Fatal” lo memoricé en esa época.
Siempre leí los prólogos que escribía para los libros de
Banda Oriental porque además de una guía certera, llevaban su sello personal.
Aquel que yo había conocido y aprendido en “los comentarios de texto” que hacía en sus
clases.
Hace poco, compré el libro “Escritos sobre Literatura
Uruguaya”, que reúne una selección de sus textos recopilados y seleccionados
por el profesor Oscar Brando. Allí me enteré de que los años que más recordó
fueron aquellos de nuestros antiguos Preparatorios:
“ 5. El período que más
recordó fue el de los seis años en el Liceo Nocturno de las Piedras (
1961-1967). Su carrera docente se interrumpió cuando la dictadura
cívico-militar lo destituyó de su cargo”. (Escritos sobre Literatura Uruguaya
Heber Raviolo. Ediciones de la Banda Oriental 2015. Página 11)
Libro de recopilación de saberes del profesor Heber Raviolo |
En esos años, inauguramos el antiguo y “glorioso” Preparatorios Nocturno
del Liceo de las Piedras.
Lo reencontré en mi edad
adulta, ya recibida de profesora, y enseñando en un Colegio Internacional.
Siempre serio como perro en bote. Fui a
Banda Oriental a comprar unos cuantos ejemplares de un libro que quise regalar
a mis estudiantes”Seniors”- del último grado-. (También de “Preparatorios”
aunque ya no se llamara así.) Me di a conocer, le dije mi nombre, el año, y la
clase. Y ahí sí se sonrió. Ahora me doy cuenta de que fue todo un homenaje.
Gracias profesor Raviolo, por todo lo que nos dio, por lo
que nos dejó y por todo lo que hizo para formarnos en la disciplina de la
literatura y de la vida.
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