No son originales
mías. Las encontré en uno de los artículos que aparecen en Internet; y tomé algunas “prestadas” para comentarlas.
En estos días donde tantos acontecimientos negativos se
manifiestan en contra de las mujeres,
puede ser beneficioso revisar algunas cosas que se dicen. Muchas veces somos las propias mujeres las que
nos arrojamos tierra, y ellos se aprovechan de una especie de consentimiento
tácito que les vamos dando sin darnos cuenta exacta de lo que hacemos. Creo que
el haber leído la obra de Simone de Beauvoir, “El Segundo Sexo”, a una edad muy
temprana, me libró de muchos preconceptos que quisieron inculcarme algunas personas
mayores. Nunca mi madre, que era una mujer sumamente moderna para la época. Así
también lo pagó, porque nada tuvo que fuera gratis, ni tampoco pudo combatir más porque murió trágicamente
muy joven. De todas maneras, ahora, en pleno siglo XXI aún ocurren actos
vandálicos contra muchas. Es hora de revisar-por lo menos- algunas de las cosas
que se dicen y se aceptan sin pensar que ahí comienzan todos los problemas.
¿Analizamos algunas? Da para reflexionar.
1) No puedo vivir sin él.
·
Habitualmente es lo que dice una mujer
“abandonada”, cuando se da cuenta de que su “peor es nada” “ha rumbeado” –y no
precisamente “pa’ la colonia”. A todas nos pasó alguna vez. Yo no recuerdo si estuve penando “19 días y
quinientas noches” –como la canción de Sabina-, pero sé que al poco tiempo
apareció en esa noche oscura, una
estrella que me iluminó hasta hace poco. Tampoco sé si dije “no puedo vivir sin
él”- pero sí lo recuerdo como un
hecho doloroso, porque era muy
joven, y llena de ilusiones que se
deshicieron en mil pedazos. El dolor del abandono, siguió siempre ahí. Intacto e incomprensible. Pero pude vivir sin
él. Cómo no. Sin lugar a dudas.
2) ¿Cómo espera que la respeten si se viste
así?
Yo empecé a salir con
muchachos, en el siglo pasado, -horror de los horrores- cuando se impuso la
minifalda. No era la prenda predilecta de mi padre-que era un hombre chapado a
la antigua y absolutamente tradicional-. Tuvimos unos cuantos encontronazos
hasta que se resignó a dejarme vestir como quisiera porque yo había conseguido
un empleo y ganaba lo suficiente como para vestirme y pagar-además- algún gasto
de la casa. Así empecé a coserme mis propias prendas- todas cortas por arriba
de la rodilla- Nunca pude ser exagerada, como podían serlo las petizas que no
despegaban demasiado del piso, porque mi metro setenta de altura se imponía en
todos lados, pero usé la famosa minifalda todo lo que quise. Aclaro que tenía
poco más de quince años, pesaba treinta kilos menos, y nunca pensé que la vestimenta me llevaría “a
la perdición” o a “terminar en la calle”-como se encargaban de decir las viejas
del pueblo-. El respeto es una condición que hay que saber fomentar y desplegar pero no va “anexado” a la vestimenta. No se puede
pretender que una jovencita se vista de vejestorio cuando está en “edad de
merecer”. Es ridículo. Y el amigovio, o “dragón”-como se decía en mi época- o
el aspirante a algo, tiene que tener bien puestos los elementos para salir con
la chica en cuestión sin agarrarla de los pelos.
Diferentes formas de "ver" ¿No? -imagen tomada de Internet- |
3) Hay que hacerse desear
Parece un chiste sobre la eyaculación precoz- de esta época- imagínense lo que sería hace cuarenta años- ((Imagen tomada de Internet) |
·
Era una antigua consigna que enseñaban las
abuelas. Sin embargo, lo cierto es que en una pareja, únicamente sus integrantes son los que deben decidir qué, cuándo, dónde, cómo
y porqué. “Hacerse desear” era una antigua estrategia de las novias del siglo
XIX que debían permanecer vírgenes a toda costa aunque se murieran de ganas de
acercarse más al mozo. “El ser amado” a
su vez, podía “desfogarse” a su gusto con “mujeres de la vida”- dejando
a su dulce noviecita sumida en la más espantosa de las angustias, porque así debía ser. Como
resultado, generalmente, cuando se llegaba al matrimonio, no se sabía el “cómo”-
porque no tenían preparación anterior- y había grandes fracasos y frustraciones-la eyaculación precoz
masculina era la más común- que podrían
haberse omitido con el conocimiento previo.
4) Siempre anda con uno distinto. Debe ser una puta.
·
Comprobado hasta en
el lenguaje. Un hombre que frecuenta muchas mujeres a la vez, o las
cambia a diario, es un “picaflor”, o un mujeriego”, pero no se dice lo mismo si
el caso se refiere a una mujer, porque
no existe el término “picaflora”, ni “hombriega” para la que cambia frecuentemente de compañía.
5) Si
se entera mi marido, me mata.
Este es el calendario de "Pompiers" franceses-para variar, aunque los madrileños son tan hermosos como estos- |
Desde
el año pasado que recibo de España- gracias a la diligencia de una amiga
española, el calendario de Bomberos de Madrid- La organización Bomberos ayudan, promueve dicha actividad
con la finalidad de recaudar fondos con fines benéficos. Cada mes nos trae la
figura de un bombero que se parte- como dicen los chicos- No se trata de un
“fisicoculturista” sino de un “bombero de verdad” con un físico de puro
músculo. Yo lo puse en mi comedor
diario, al lado de mi pequeña cocina. Me gusta comer con esos paisajes.
Realmente. Cada amiga que llega- tenga
la edad que tenga y cualquiera sea su estado civil- abre la boca de un desmesurado
tamaño, mientras me pregunta que de
dónde “saqué eso”. Si le da el coraje, saca al almanaque de su clavito, y ojea los
meses siguientes, con un interés inusitado y con los ojos desorbitados. Yo la
dejo. Pero indefectiblemente, la mayoría, dice eso: “Si se entera mi
marido, me mata”. Es decir, que mirar
una foto bien sacada de un mozo escultural está “penado” por el marido que se
arrastra y babea para mirar cuanto culo
le pasa cerca. Pero su digna esposa, no puede hacer lo mismo ni remotamente. No
tiene derecho a hacerlo. Creo que esta quinta frase es la más machista de
todas. Sin lugar a dudas, mientras nos sigamos avergonzando de mirar lo que nos
gusta, y nos condenemos al bochorno de la ignominia del sometimiento, no habrá
manera posible de tener derechos por más que nos empeñemos en decir ellas y
ellos, nosotras y nosotros, uruguayas y uruguayos. ¡A reflexionar, orientales!
Todas me son super familiares. Algunas marcar una época de educación familiar y me dan risa hoy por hoy porque por atenernos a ellas nos perdimos el disfrute de habernos largado con el primero que sentimos aquellos fuegos jaja.
ResponderEliminarLo del abandono me encantaría intercambiarlo con Rolón. El tema tiene muchas aristas. Si bien a nadie le gusta el abandono o "que te dejen" en muchos casos la sabiduría de la vida te hace replantear que a veces es para hacer una fiesta que alguien te tenga que abandonar o dejarte. Lo que en mi caso me cuesta la vida es tener que abandonar yo.
Nunca pueden faltar en las publicaciónes de Lady Alfa los chicos del almanaque!!!!Gracias a tu amiga por el envío de tan preciados bomberos!
¡ Gracias por tu comentario Marlene! Muy sabio tu juicio sobre "el abandono"- la verdad que en más de uno caso, se puede decir: "mejor perderlo que encontrarlo". Yo "largué" con todo, con los primeros fuegos como decís vos, y eso, se pagaba con sangre. Es tan difícil abandonar como ser abandonado- si estás "metida"- con el susodicho- pero todo pasa, y de verdad, la vida se va enderezando o torciendo casi nunca a nuestra voluntad, sino que sigue un destino o un derrotero que no podemos modificar. Se da así. Hay que aceptarlo. Y se va aprendiendo así también. Los bomberos de este año siguen siendo bombones, pero en fotos más chicas- perdieron, entonces, "categoría"-, por eso no los publico más. También pusieron "una bombera"- quizás para mostrar que las mujeres también están/estamos en el cuerpo de "matafuegos"- sin lugar a dudas así debe ser.
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