Titular que nos alerta |
En general, no escribo sobre
temas que tienen que ver con desmanes.
Ya están más que documentados en la
prensa oral y escrita. Sin embargo, esta vez lo voy a hacer, por una sencilla
razón: la comprobación de que estamos en un mundo absolutamente enloquecido y
que no nos amparan los avances tecnológicos para evitar los desastres, porque
ocurren igual, ya sea provocados por la naturaleza o por los mismos seres
humanos que se salen de control.
En el caso del recital que nos
acongojó a todos, fue notorio el descontrol y la falta de previsión, pero en
otras situaciones de la vida diaria es fácil darse cuenta de la falta de
humanidad que no nos deja ver nada más que lo que nos interesa sin tener en
cuenta para nada los intereses de los demás.
Vivo en un edificio chico y
viejo, con múltiples problemas generados por la falta de dinero para hacerle todo lo que hay que hacer.
En asambleas se va decidiendo qué y cómo mejorar, pero lógicamente, cuando se
toman decisiones surgen-de una manera u otra- los consabidos
"recortes" porque -como decía mi padre, el Negro Pinela- "no se
puede chiflar y comer gofio". Así que juntar dinero para hacer unas
reparaciones, significa dejar por el camino otras cuestiones. Hay que ver la
cantidad de tiempo y esfuerzo que se le dedica para poder llevar a cabo tres o
cuatro reparaciones que no admiten más demora. Y también hay que ver cuántas
dificultades hay que afrontar para dejar a la mayor parte de la gente- si no
contenta, al menos con cierto grado de satisfacción o comprensión mínimas-
Y eso que somos pocos. Supongo
que en mega-edificios, será peor y los conflictos, mayores.
Más de una vez he pensado cuán
absurdos somos. Discutimos por meras estupideces para que triunfe nuestro
criterio sin tener en cuenta que hagamos lo que hagamos la muerte nos va a
alcanzar en cualquier momento y todas las "luchas intestinas" por esto
o lo otro, pasarán a un plano de total
falta de interés. Y en breve, más nadie se ocupará de nuestros
"enormes" problemas de convivencia porque vendrán otros a ocupar el
puesto. Y se les prestará la misma atención con el mismo vigor y con la misma
saña.
Basta mirar el panorama de las
guerras, se lleven a cabo por un motivo u otro, siempre concluyen con muchos
muertos, lastimados y heridas para restañar. Y vuelve a pasar el tiempo y con
él llega el olvido. Las nuevas generaciones, entonces, ignoran absolutamente lo que pasó, y otra vez
los seres humanos tropiezan con las
mismas piedras violentas que vuelven a golpear sin remedio.
Así pasó en este recital.
Falta de previsión, exceso de
concurrencia, sin vigilancia adecuada, y la avalancha generó el caos que arrasó
con vidas y provocó heridos, más el pánico de las familias que tenían a sus
hijos en esta concurrencia masiva.
¿ Y qué harán los culpables
después de la pérdida de vidas
jóvenes que fueron groseramente aplastadas?
No sé. No sé qué harán. Lo que sí
sé es que vamos de mal en peor, y que no hay avance tecnológico que frene tanta
barbarie.
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