Otra belleza ídem(Imagen tomada de Internet) |
Una belleza con más kilos (Imagen tomada de Internet) |
Si mal no
recuerdo estamos en el siglo XXI, sin embargo, estoy viendo cada vez más casos
de violencia contra la mujer, aunque las tentativas por erradicarlos aumenten
día a día.
Por otra parte,
hasta la IMM ha empezado a tomar medidas para “igualar los géneros”- que en realidad, quiere decir: “igualar los sexos”, porque el
género como se sabe – o se debería saber, por lo menos - es-primordialmente- una categoría
gramatical. Por esa razón a partir de este año, según lo que he leído, hubo
elección de la “figura” del carnaval y no de la “reina”. Se consideró que la
“reina” es una categoría que discrimina a todas las personas que no son
mujeres, y, que quieren competir para ser seleccionadas. De esta manera y a la
luz de este criterio, se presentaron personas de distintos sexos, edades,
profesiones, pesos y personalidades.
Santo y muy bueno. De todos modos, eso no elimina la cantidad de atentados a
muerte que se perpetran contra el sexo femenino, ni los atropellos para
arrebatarles las carteras a punta de pistolas. Los hombres tampoco se salvan. Hace unos días, al
esposo de una amiga- unos tipos armados
a guerra-, le llevaron la moto, el casco, los documentos, la guita, y el
celular inteligente. Ta. Todo. En la esquina de 21 de setiembre y Roque
Graseras. No fue el único asaltado porque con él, había más personas que
también fueron despojadas de sus valores. El Casino del Montevideo Shopping
también fue asaltado de manera espectacular: disfrazados de ancianas, y con máscaras. Son capaces de cualquier cosa por obtener lo
que se les ha puesto a tiro. Y bien a tiro. ¿A qué voy con esto? A que se haga
lo que se haga, con respecto a la llamada “inclusión” los atropellos no
disminuyen por nada del mundo.
También es una
mayúscula tropelía que en las tiendas no haya talles para las grandotas (como
yo). Ya escribí sobre el tema y he leído
varias opiniones al respecto. Una de las “en contra” dice que los talles
grandes llevan más tela,-lo cual es cierto- y que si los hacen quedan en los percheros
porque nadie los compra. Lo segundo es una flagrante mentira: si les quedan en
los percheros es porque los quieren cobrar con “plus” porque no quieren perder ni un céntimo. A mí me ha pasado y también lo conté
en:
Sin embargo,-viajé y compré recientemente en
España, por ejemplo- donde hay talles “plus”
y se cobran al mismo precio, por la
sencillísima
razón de que se divide el costo entre todos los talles que se hicieron desde el
Small- donde no cabe nadie- hasta las recontra XXLL porque hay muchas que sí caben y pueden
comprar si se ponen a precios “normales”. Y los llamo “normales” porque los “plus”
por precios-acá- son demoledores. Además de que es un notorio y desgraciado
índice de discriminación, significa mucha pasta por unos centímetros más de
tela.
Es,
indudablemente, una de las tantas formas
de soterrada “discriminación”. Si la categoría “reina” discriminaba a todas las
otras personas que no son ni lindas, ni delgadas, ni mujeres, esta
otra,-la de la falta de talles “plus”-,
discrimina a las panzonas rellenas, a las gordas, a las rechonchas, a las
Pochita, a las que nos salimos de cauce,
a las que nos sentimos como frustradas
ballenas cuando entramos en un comercio y la vendedora – delgada, la hija de
mil puta, con cara de asco, además,- nos dice—“talle para usted ( y al mismo tiempo, nos trata de “usted” para alejarnos aún más de
nuestros sueños de vestirnos bien) no hay”—
Hay un proyecto de ley que hace muchos años está
durmiendo en el parlamento. Debería activarse para exigir que las tiendas
tuvieran la variedad de talles que corresponde a todas las mujeres uruguayas-
que no somos ni chinas, ni vietnamitas, ni coreanas, ni taiwanesas, — y las
nombro porque de allí viene mucha ropa ya confeccionada para acá— que son seres
muchos más pequeños que nosotros, que descendemos de los barcos donde vinieron alemanes, holandeses, rusos, austríacos,
polacos, italianos, — todos potentes y fornidos—. No hay manera de que
escapemos a esa genética. Por eso. A darnos los tallas que merecemos. ¡Vamos! que también tenemos
derecho a bien vestirnos, a ser admiradas, cortejadas, amadas, —así tal cual somos—
y a vivir felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario