jueves, 1 de febrero de 2018

VARIEDADES DISCRIMINATORIAS

Otra belleza ídem(Imagen tomada de Internet)

Una belleza con más kilos
(Imagen tomada de Internet)

Si mal no recuerdo estamos en el siglo XXI, sin embargo, estoy viendo cada vez más casos de violencia contra la mujer, aunque las tentativas por erradicarlos aumenten día a día.
Por otra parte, hasta la IMM ha empezado a tomar medidas para  “igualar los géneros”- que en realidad,  quiere decir: “igualar los sexos”, porque el género como se sabe – o se debería saber, por lo menos -  es-primordialmente-  una categoría gramatical. Por esa razón a partir de este año, según lo que he leído, hubo elección de la “figura” del carnaval y no de la “reina”. Se consideró que la “reina” es una categoría que discrimina a todas las personas que no son mujeres, y, que quieren competir para ser seleccionadas. De esta manera y a la luz de este criterio, se presentaron personas de distintos sexos, edades, profesiones, pesos  y personalidades. Santo y muy bueno. De todos modos, eso no elimina la cantidad de atentados a muerte que se perpetran contra el sexo femenino, ni los atropellos para arrebatarles las carteras a punta de pistolas. Los  hombres tampoco se salvan. Hace unos días, al esposo de una amiga- unos tipos  armados a guerra-, le llevaron la moto, el casco, los documentos, la guita, y el celular inteligente. Ta. Todo. En la esquina de 21 de setiembre y Roque Graseras. No fue el único asaltado porque con él, había más personas que también fueron despojadas de sus valores. El Casino del Montevideo Shopping también fue asaltado de manera espectacular: disfrazados de ancianas, y con máscaras.  Son capaces de cualquier cosa por obtener lo que se les ha puesto a tiro. Y bien a tiro. ¿A qué voy con esto? A que se haga lo que se haga, con respecto a la  llamada “inclusión” los atropellos no disminuyen por nada del mundo.
También es una mayúscula tropelía que en las tiendas no haya talles para las grandotas (como yo). Ya escribí sobre el tema y  he leído varias opiniones al respecto. Una de las “en contra” dice que los talles grandes llevan más tela,-lo cual es cierto-  y que si los hacen quedan en los percheros porque nadie los compra. Lo segundo es una flagrante mentira: si les quedan en los percheros es porque los quieren cobrar con “plus”  porque no quieren perder ni un  céntimo. A mí me ha pasado y también lo conté en:

 Sin embargo,-viajé y compré recientemente en España, por ejemplo- donde  hay talles “plus” y se cobran al mismo precio, por la
sencillísima razón de que se divide el costo entre todos los talles que se hicieron desde el Small- donde no cabe nadie- hasta las recontra  XXLL porque hay muchas que sí caben y pueden comprar si se ponen a precios “normales”. Y los llamo “normales” porque los “plus” por precios-acá- son demoledores. Además de que es un notorio y desgraciado índice de discriminación, significa mucha pasta por unos centímetros más de tela.
Es, indudablemente,  una de las tantas formas de soterrada “discriminación”. Si la categoría “reina” discriminaba a todas las otras personas que no son ni lindas, ni delgadas, ni mujeres, esta otra,-la  de la falta de talles “plus”-, discrimina a las panzonas rellenas, a las gordas, a las rechonchas, a las Pochita,  a las que nos salimos de cauce, a  las que nos sentimos como frustradas ballenas cuando entramos en un comercio y la vendedora – delgada, la hija de mil puta, con cara de asco, además,- nos dice—“talle para usted ( y al  mismo tiempo,  nos trata de “usted” para alejarnos aún más de nuestros sueños de vestirnos bien) no hay”—
Hay  un proyecto de ley que hace muchos años está durmiendo en el parlamento. Debería activarse para exigir que las tiendas tuvieran la variedad de talles que corresponde a todas las mujeres uruguayas- que no somos ni chinas, ni vietnamitas, ni coreanas, ni taiwanesas, — y las nombro porque de allí viene mucha ropa ya confeccionada para acá— que son seres muchos más pequeños que nosotros, que descendemos de los barcos donde  vinieron alemanes, holandeses, rusos, austríacos, polacos, italianos, — todos potentes y fornidos—. No hay manera de que escapemos a esa genética. Por eso. A darnos los tallas que  merecemos. ¡Vamos! que también tenemos derecho a bien vestirnos, a ser admiradas, cortejadas, amadas, —así tal cual somos— y a vivir felices.


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