Ayer en mi blog, escribí "Hasta el próximo carnaval" - sobre el tema de la melancolía otoñal con el final de carnaval-. Una manera de combatir la negatividad es a través del baile, que agrupa personas con la misma dinámica y -sobre todo- las divierte. Si le ponemos "onda", se puede.¡Consigan una buena música-si es cubana mejor- y anímense!
El "viejucín" soy yo. Es mi primer blog personal.En él iré escribiendo divagues o reflexiones- según se quieran entender-. Al fin y al cabo, ¿qué le hace una mancha más al tigre?
lunes, 17 de marzo de 2014
Zumba en la tercera edad Otro ejemplo para divertirse: ¡No importa la edad!
Ayer en mi blog, escribí "Hasta el próximo carnaval" - sobre el tema de la melancolía otoñal con el final de carnaval-. Una manera de combatir la negatividad es a través del baile, que agrupa personas con la misma dinámica y -sobre todo- las divierte. Si le ponemos "onda", se puede.¡Consigan una buena música-si es cubana mejor- y anímense!
domingo, 16 de marzo de 2014
¡HASTA EL PRÓXIMO CARNAVAL!
La mochila carnavalera |
Según la segunda acepción
de diccionario la palabra “nostalgia” hace referencia a una “tristeza
melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida”. Ese es el
significado que rescato para esta sensación que
tengo ahora que terminó el carnaval. Si bien por la televisión aún
siguen pasando a los grupos ganadores, ya no
hay más espectáculos en los tablados y el teatro de verano quedó poblado
de los fantasmas del parque Rodó.
Tristes fantasmas que ya no tienen ni voluntad para rondar por las cercanías.
No todo fue estupendo este
año; la lluvia impidió varias veces la actuación de los conjuntos y más de una
vez llegué empapada hasta el alma. Pero al otro día renacía la esperanza de ver
otro espectáculo y aguardar para ver –en otra oportunidad- al que había sido
suspendido. Como todos los años, hubo alegrías por los ganadores y tristezas
por los que no llegaron a posiciones destacadas. En mi caso, estuve en total
desacuerdo con el juicio que dejó a la revista Madame Gótica fuera de la
liguilla. El primer premio de murgas se lo llevó “Don Timoteo” que con la
presencia de Diego Bello y de Rafael Cotello-que hicieron una buena dupla-
divirtieron al público. Pero ese primer premio estuvo peleado por otras murgas
que estaban muy bien también. Me disgustó que “Los Diablos Verdes” y “Los
Curtidores de Hongos” quedaran tan abajo en la tabla de posiciones. A mí me parecieron
espectáculos muy dignos, pero es evidente que los jurados y la puntuación con
tantos rubros para calificar dan sorpresas de todo tipo.
Sin embargo el tema de
esta crónica no está relacionado con los premios-merecidos o no- . El tema de
hoy, es este vacío, esta sensación
melancólica de que ya empezó el otoño con sus días grises y lluviosos- aunque
así fue también el verano- y los árboles están –otra vez- en ese ciclo de “desnudarse”
para volver a ponerse la ropa en la primavera.
El 8 de marzo fue el
último día de mi abono. Fue también el día de la despedida de mis compañeros-ahora ya más conocidos que al principio-
del Teatro de Verano. Hubo promesas de volvernos a reencontrar a la brevedad,
pero lo más probable es que no nos reencontremos hasta el próximo carnaval. En la vida actual son
raros y muy espaciados los encuentros persona a persona. Los modernos
dispositivos han sustituido las relaciones que permiten mirarse a los ojos,
charlar de “bueyes perdidos”-sin que ningún aparatejo “arroje” su chillido
característico para avisar que hay mensajito- Los modernos dispositivos no nos
permiten tampoco reírnos de tal o cual
ocurrencia que se recuerde. El facebook y
el twitter, ya incorporados a
nuestros celulares, nos acercan a nombres ficticios- una gran mayoría usa
nombres de fantasía- y fotos trucadas. Yo veo a mis parientes y amigos, “armados”
de su celular. Conversan distraídos,
porque a cada rato atienden los chillidos o vibraciones. Eso los hace perder
concentración temática y los “hunde” en una maraña de diferentes aspectos para
atender simultáneamente. Y aunque me digan que los más jóvenes son “multifocales”,
sé fehacientemente que la atención que
se concentra en varias cosas a la vez no es demasiado eficaz. “De a uno por el
pasillo”-como decían los guardas antiguos- es la mejor manera de focalizarse. Por
otra parte, si no hemos visto antes a la persona, no sabemos cómo son sus rasgos
porque pocas veces aparecen las verdaderas caras de nuestros supuestos “amigos”.
Últimamente, hay una especial dedicación
a “envolver” a la verdadera persona en el anonimato. En cambio, en el Teatro de
Verano, los “abonados” somos casi siempre los mismos. Algunos lo son hace más
de veinte años. Y es una pasión de familia. Otros somos más “nuevos”, en mi
caso, este es mi segundo año- pero después de mi viaje a Cuba comprobé
increíblemente que se habían preocupado y preguntado entre ellos si estaría
enferma, o si me habría pasado algo. Mi retorno dio lugar a esos intercambios
de teléfonos para comunicarnos las novedades. Y me gustó. No hay nada que
sustituya la comunicación persona a persona. Felizmente.
Para no hundirme en la
depresión post-carnaval, me dediqué desde el viernes 14 a “desarmarme y armarme”
de nuevo. Habitualmente me da resultado y me saca del bajón. Lavé mi
almohadón, mi gabán- que tenía el característico “olor de tablado”-esa mezcla
indescriptible de cigarrillo con el olor de los chorizos, las papas fritas, las tortas
fritas y el humo-, archivé los Momodiarios
por fecha, y, de paso, archivé cuanto papel suelto andaba por mi escritorio.
Almohadón carnavalero ya lavado para guardar |
El
orden siempre me da tranquilidad y me inspira para buscar otras alternativas.
¿Abono del SODRE? ¿Dar o tomar más clases? Algo de eso.
Por ahora agregué algo
nuevo en el SPA: una clase de ZUMBA. (“A
la vejez, viruela”). ¿Se animan?
miércoles, 12 de marzo de 2014
VIAJE A CUBA -3- ¡ALBRICIAS! ¡TODOS CANTAN Y BAILAN!
En "La Casa de la música"-simplemente se baila al son de la orquesta- |
En el grupo había personas
de todas las edades. La gran mayoría éramos “grandes”-como dicen los
argentinos- . Con la palabra “grandes” se refieren a las que ya salimos de la
treintena o cuarentena y entramos en la ignominia de ser catalogadas en la “tercera
o cuarta edad” o “adultas mayores”- todas son expresiones que detesto, pero son
las que se usan-. Me gusten o no me gusten.
Como ya relaté, cuando
logramos tener una habitación limpia y ordenada en el hotel Acuario- que no
era- vuelvo a repetir- ninguno de los prometidos y estaba ubicado muy lejos de
los lugares donde se llevaban a cabo las actividades de interés- hubo varias
personas, de las más jóvenes, que de todas maneras emprendieron esa misma noche
una especie de “excursión” a la Habana, con la finalidad-de “escuchar música y
bailar”. Y –si “pintaba” también “salir” con lugareños-que es desde todo punto
de vista, una de las mejores formas de conocer un país-. Yo, en cambio, esa noche,
después del baño con agua fría, y de la cena buffet donde elegí meticulosamente
lo que me resultó más o menos conocido, me acosté a dormir.
Pero no estaba dispuesta a
pasar todas las noches con la misma
actitud monjil. Así que a la noche siguiente, “armamos” una salida a “La Casa
de La Música”- lugar recomendado por Daniel Mazzarovich para apreciar verdadera
música cubana y cuando terminó ese espectáculo donde todo el mundo bailaba, nos
fuimos arriba, a “El Diablito Tun Tun” donde todo era “pura música y baile”-. La verdad es que las recomendaciones de
Mazzarovich tenían sus “que sí y sus que no”, porque los lugares nocturnos, sea
donde sea que se vaya, son sitios de de “caza y de pesca”. De caza y de pesca
de incautos. Obviamente no son lugares recomendables ni para Nicolás Cotugno ni
para su sucesor Monseñor Daniel Sturla
que aunque es más joven y goza de fama de “moderado” nos habría condenado-
irremediablemente- a las llamas del infierno. Ni cortas ni perezosas,- éramos tres o cuatro
mujeres-, nos llevamos un muy efectivo “talismán” masculino que no nos dejó ni
a sol ni a sombra. ¡Gracias, Dieguito! Las otras eran-obviamente- más jóvenes que yo, pero no estuve dispuesta de ninguna manera a
perderme la diversión del baile por “peinar canas”. En la “Casa de la Música”
tuvimos la gracia de un espectáculo excelente.
Los shows cambian día a día, y
no todos son de la misma calidad. En “El
Diablito Tun Tun”, apenas llegamos el cantante quiso saber de dónde éramos.
Dicho sea de paso, es una pregunta muy
común en los centros nocturnos donde reciben turistas. A mí, -“a la señora
mayor”- de vuelta la palabreja- me
preguntó el nombre. Durante todo el viaje “cargué”-contrariada- con mi segundo
nombre. No sé porqué en todos los hoteles omitieron el primero y me anotaron con el segundo. Directamente fue
el que le di, y le resultó muy gracioso-
parece que nunca había encontrado una persona que se llamara así-. Acto seguido,
siempre cantando, entró a buscar rimas
para incluirlo en su canción- le costó bastante, pero- riéndose- finalmente
encontró dos posibilidades: “difusa” y “confusa”. Así que nos bamboleamos/ me bamboleé con mucho
gusto al ritmo de la más bailable música
cubana rimada a tono con mi segundo nombre.
Dieguito, el ganador del grupo, bailando con una cubanita |
Felizmente, nadie resultó
remilgado y disfrutamos de los mojitos y del baile. Los cubanos llevan
el ritmo en la sangre. Bailan por pura expresión del cuerpo. Hacen caso omiso
de los kilos de más, de la edad y de cualquier cosa que les impida disfrutar.
Simplemente bailan porque les divierte. Nos
gustó bailar en un ambiente tan distendido; ninguno se quedó sentado. Regresamos en un almendrón-custodiadas por
Diegui- al lejanísimo hotel Acuario. Nos despedimos con alegría, con la plena
seguridad de que habíamos pasado momentos inolvidables. De los pocos que vale
la pena recordar.
Con el calor de los mojitos y el del baile, encontré por primera vez- directamente- el pasadizo que me condujo sin extraviarme, pese a la poca luz reinante, a mi habitación, la número 3810. ¡Les aseguro que dormí como un angelito!
¡El yorugua también se lució! |
Con el calor de los mojitos y el del baile, encontré por primera vez- directamente- el pasadizo que me condujo sin extraviarme, pese a la poca luz reinante, a mi habitación, la número 3810. ¡Les aseguro que dormí como un angelito!
viernes, 7 de marzo de 2014
VIAJE A CUBA: PASEOS
Frente de la Casa de las Américas |
La primera de las visitas
estaba programada por la agencia. Se nos había prometido un “paseo
cultural” y - nos llevaron a “Casa de las Américas”-.
Nos recibió un cubano
simpatiquísimo- como la mayoría de ellos- Gerardo Hernández- que nos asesoró
sobre todos los tesoros que allí se albergan. Fue muy emocionante transitar por
los mismos lugares que tantos compatriotas pisaron anteriormente. Nos consta
la simpatía que les profesan por los comentarios que nos hicieron. También
tienen en sitial superior a personajes que hicieron historia. Uno de ellos,-
indudablemente- es el Che. Mientras
esperábamos a que todos los compañeros se nos unieran Gerardo nos contó un
episodio. Un uruguayo fue a dar una conferencia- no recuerdo el nombre, pero lo
que interesa es la confusión que
originó- que en su alocución, manifestó que el Che había sido “un mojón” para
toda Latinoamérica. Parece ser que varias personas acudieron a Gerardo para
preguntarle “qué tal era ese uruguayo del discurso” hasta que se enteró de lo
que había dicho. En el coloquio cubano, “mojón” significa lo mismo que para
nosotros, “sorete” en el rioplatense.
¡Nada más alejado de lo que él había querido significar! –Concluyó Gerardo con
una sonrisa- ¡Si habrá que tener cuidado con el uso del lenguaje cuando se sale
de la comarca habitual!
El Che en Casa de las Américas. Visión parcial de un trabajo artístico |
Otro personaje por el cual manifiestan gran
simpatía es José Mujica. También
recibieron a la murga “Agarrate Catalina”, y escucharon-pasmados- las gruesas
bromas que se hacían sobre él- absolutamente inadmisibles para ellos que no
juegan de ninguna manera con los que quieren y admiran-. Nada más alejado de nuestra
realidad, porque los conjuntos de carnaval- y en especial, las murgas- sacan
partido de las características más salientes de las personalidades de la realidad
nacional. Hubo – y hay -políticos que se
enojan cuando forman parte de un cuplé sardónico, pero si eso ocurre, las murgas se ensañan aún más con ellos, por
lo cual lo más aconsejable parece ser lo
que hacen Mujica y su señora- se sientan en la primera fila del teatro de
verano y se ríen a mandíbula batiente de las ocurrencias-
Las obras de arte que se
exhiben en Casa de las Américas son maravillosas: “Para que la libertad no se
convierta en estatua”, allí están deleitando los ojos de los maravillados
espectadores.
"El árbol de la vida" en Casa de las Américas |
VISITA A “EL VIGÍA”- LA
CASA DE ERNEST HEMINGWAY-
El frente de la casa "El Vigía" de Ernest Hemingway |
“El Vigía” fue-desde el
principio- uno de mis objetivos.
No fue nada fácil hacer
coincidir voluntades porque todo el mundo decía que “quedaba lejos” y que había
que pagar una camioneta que me/nos llevara hasta allá y me/nos esperara durante
el rato que durara la visita. Pero como yo ya tengo bastante experiencia en
viajes, sé que hay que insistir para lograr lo que se quiere. El viejo dicho:
“el que se quema con leche, ve una vaca y llora” es pura verdad. En uno de mis
viajes a Europa, en Barcelona, me quedé sin conocer el parque Güel- diseñado por Antoni Gaudi-
porque el maldito guía catalán se empeñó en que “quedaba lejos” y “no estaba
dentro del itinerario”. Yo ya no creo
que pueda volver otra vez a Barcelona,-realmente- por lo cual, me quedé sin
conocer ese lugar tan especial. A fuerza de golpes, se aprende. ¿Queda lejos,
no está en el itinerario? Santo y muy bueno. Si “queda lejos y no está dentro
del itinerario”- el que diseñan para apurados turistas- hay que pagar más y agregarlo por las de uno. Así de simple. Con
mi habitual tozudez: insistí, insistí, e insistí. Insistí tanto que –incluso-
dije que pagaba yo solita la excursión si no conseguía suficientes personas
interesadas. No fue así. Felizmente, fuimos nueve. Todas mujeres- con un
paciente y amable guía-. Creo que fue una de las mejores tardes porque no
anduvimos a los apurones- las visitas “por la ciudad” y similares son a vuelo
de pájaro y no dejan tiempo ni para respirar-. Esa tarde, en cambio, paseamos a
nuestro gusto por los amplios jardines de la casa, sacamos y nos sacamos fotos
de todo tipo y disfrutamos a más no
poder de un entorno de privilegio. Tanto fue así que hubo algunos
instantes en que pensé-locamente- que en cualquier momento, se nos iba a aparecer
Hemingway-con sus pantalones de explorador-cazador y su sonrisa más amplia- con
uno de sus daiquiris en la mano-
Una ternura: la máquina Corona, instrumento de trabajo de Ernest Hemingway |
Aunque no dejan entrar a
la casa, desde las ventanas pudimos ver todo el interior. No es una casa
lujosa, tampoco la calificaría como una “mansión”. Sí es una casa cómoda, con
ambientes grandes y libros por todos lados-incluso en el baño-. Hay recuerdos de
su vida de cazador- grandes cabezas colgadas de animales disecados- A mí no me no
me causó ninguna impresión negativa. Leo a Hemingway desde la niñez, porque sus
libros estaban en la biblioteca de mi madre. ¡Ya sabía que era cazador y que
había tenido una vida aventurera! Tuvo cuatro esposas, y quién sabe cuántas
aventuras más. Sé también que fue alcohólico, que se enfermó y se suicidó. No
en la casa de Cuba, sino en la otra que
tenía en Ketchum-Idaho- ¿Vamos a
juzgarlo por eso? Yo no. A mí me importa su magnífica obra narrativa y su insuperable
calidad para trasmitirla. ¿Lo demás? ¡Es puro cuento!
En "El Vigía" hay libros hasta en el baño |
OTRA VISITA SOÑADA: EL
DELFINARIO
Un delfín nadando tranquilamente en la laguna antes de la actuación |
El agente de SIUR que nos recibió en Varadero dio una
información somera sobre los posibles paseos. Yo tenía “otra idea fija”: ir al
delfinario. No me dio casi nada de información y además trató de disuadirme
diciendo que “no había espectáculo con los delfines” que simplemente "se
pagaba una entrada para entrar a la
laguna con ellos”. Mentira. Hubo espectáculos. Se daba uno de mañana y otro de
tarde. El agente lo que más promocionó fue una excursión a Cayo
Blanco que ofrecía ir en barco, y pasar un buen tiempo en el Cayo. La “estupenda
atracción” de ese paseo era ese viaje,-supongo que en un catamarán- a mitad de camino la visita a un delfinario en el mar,-donde si el clima lo ameritaba, se podía hacer “snorkel”-, almorzar y disfrutar del aire
libre. A mí no me interesó. En el enorme hotel de Varadero teníamos todo incluido-incluso hubo
algunas entradas reservadas para los que querían ir a los restaurantes
especiales en lugar del buffet-. Por otra parte, tengo experiencia en esos
promocionados “paseos en barco”. Ya fui a uno en Brasil y al regreso hubo una
tormenta tan brutal que prácticamente puso al barquito de punta. En este caso,
en Varadero, no fui muy afortunada con la información brindada por el hotel, por lo cual gasté más dinero del que
hubiera empleado si me hubieran brindado la correcta información pertinente.
Pero de todas maneras, con la compañera Kily, nos alquilamos un taxi y fuimos
por las nuestras- únicamente ella y yo-. Fue una delicia y ninguna de las dos
se arrepintió ni mucho menos. Yo no quise meterme en la laguna porque aunque
tenía chaleco salvavidas me producía
terror la idea de no hacer pie, pero de todas maneras, siguiendo las
instrucciones del entrenador los delfines se aproximaron, acercaron sus hocicos
a mis mejillas, se pusieron “panza arriba” para que los acariciara y yo quedé
contentísima. Kily sí, se tiró al agua
con destreza y la foto en la que aparece con los delfines es prueba contundente
de su alegría. Indudablemente, otro logro efectivo. Contagiamos el entusiasmo a
otro grupito que fue al día siguiente y
experimentó la misma felicidad que
nosotras. ¿Qué más se puede pedir?
Antes de la actuación pasan niños a recibir caricias de los delfines |
Las agencias de viaje tienen criterios“estándar”, por
esa razón, es aconsejable trazarse un
“plan propio” de paseos o lugares a visitar y no ceder ante ningún intento
disuasivo. ¡Vale la pena hacer lo que se
quiere, cuando se quiere y donde se quiere! ¡Se los aseguro!
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