lunes, 15 de septiembre de 2014

DIFERENTES

Estigma Informe sobre una verdad y una mentira ( hay que descubrirlas) 
Rosa Montero escribió ELOGIO DEL AMANTE JOVEN- la supuesta invisibilidad de la mujer al alcanzar la madurez-,como todo lo que escribe ella vale la pena,  si quieren leerlo, está publicado en el Diario El País de Madrid. Dice por ejemplo:
“(…) y así siempre nos ha parecido tan normal que una chica joven quede prendada de un señor mayor, pero siempre hemos visto como “anormal”  la fórmula contraria.”
Y es cierto. Se ha considerado “normal” que una chica joven salga  con un veterano, pero no tanto que una mujer madura lo haga con un mozalbete. Rosa nombra a unas cuantas mujeres célebres que tienen parejas más jóvenes, entre ellas: Susan Sarandon, Demi Moore y Madonna.
Y como yo mencioné en mi crónica anterior  a Aaron Taylor Johnson-el jovencísimo (nació en 1990)  bombón de chocolate blanco- también aportaré estos datos: Aaron está casado con Sam Taylor Wood- artista, fotógrafa- que tiene 23 años más que él. Es decir, que si calculamos las edades, él tiene actualmente 24, (¡Sí, es muy joven!) Ella 47. Aaron podría cantarle perfectamente aquella canción de Sandro que decía: “me doblas en edad”.  Indudablemente Sam es una mujer atractiva y también muy valiente: ha superado el cáncer dos veces. La primera vez, de colon, en la segunda fue sometida a  una mastectomía de pecho. Es, por cierto, una mujer diferente y se merece decididamente el premio del joven amor de Aaron.

El jovencísimo Aaron - no creo que haya nadie que me diga que  no es un bombón-

Aquí viene, entonces, el tema de hoy. No.  No me conseguí ningún jovencito aún. No se asusten. Siempre tuve la idea de que se generarían problemas por aquello de “El que se acuesta con niños, amanece meado”. ¿Qué acontecimientos vivimos, que leímos, qué películas nos gustaron, qué expresiones fueron de uso en  mi tiempo y no en el de él?  Además,  podría significar el bochorno de  tener a un hombre  con un físico cuidado mientras una se afana  lastimosamente como una jamona encorsetada, (tendría que usar los camisones con agujero central-como los que me mostró una vez mi abuela tana-) Horror de los horrores.
En realidad, no era por este lado que quería encarar esta crónica de hoy,  sino desde otro ángulo de  “los diferentes”.
Lógicamente que una mujer que encara una relación con  alguien mucho más joven es singular, pero, de a poco, este hecho se va aceptando socialmente-aunque sea a regañadientes- en cambio,  con otras diferencias la sociedad no es tan permisiva.

Hace unos días fui a la presentación del libro “Estigma -informe sobre una verdad y una mentira-” de la colega Silvia Prida. Se trata de una obra teatral unipersonal cuyo tema principal- por lo menos para mí- es la lucha que hay que librar en la sociedad para lograr el reconocimiento  y el lugar adecuado cuando hay de por medio una discapacidad. Es decir, cuando hay una “diferencia” que de una u otra manera excluye o margina a alguien de los considerados “normales”.  Es la propia Rosa Montero la que dice que hay un malentedido con la palabra “normal”:
Pensamos que “normal” equivale a abundante, a habitual, a mayoritario. Pero no; en realidad, nos remite a la norma, a la ley, al mandato social.”

Agradecimiento escrito por Natalia 

Todos tenemos diferencias o carencias. En mi caso, yo no habría podido hacer una carrera universitaria si no hubiera contado con la colaboración de más de un profesor que disimuló o, pasó por alto, alguna de mis carencias. En dibujo, por ejemplo. Nunca pude pasar de un ranchito torcido con un arbolito desolado y sin raíces.  El bueno de Dumas Oroño, me consoló-cuando abochornada porque no podía hacer lo que él me pedía,  le dije que iba a estudiar Literatura-:
“Entonces, pintarás con palabras”.
Y sí. Con palabras sí. Constituyeron siempre mi modo de expresión. Las palabras sí,-y sobre todo si son escritas-  son lo mío. Pero con lápices y colores jamás.  Por lo tanto, también soy diferente.
¿Pero qué pasa cuando esa “diferencia” nos acorrala, nos margina, nos invisibiliza-como dice Rosa-  y nos apabulla tanto que nos deja sin poder cumplir nuestros sueños?
La única posibilidad que queda es  la lucha tenaz. La búsqueda de caminos, la necesidad de que haya instituciones que acepten e integren de verdad en trabajo colectivo e individual, a  esas personas que quieren realizarse en lo que realmente quieren hacer y ser.
La protagonista de “Estigma”  que en la ficción se llama Fernanda Magariños,  quería ser actriz desde niña. La obra plantea su lucha por lograrlo. Tendrán que verla para saber cuáles fueron las dificultades. Yo no se las voy a contar. Verán que después de múltiples y esforzadas luchas  de la familia,  y de ella misma por conquistar sus derechos en un mundo que más que nada le  cierra las puertas, el éxito corona tantos denodados esfuerzos.
 Si tienen oportunidad de ir a ver la obra,  no se la pierdan. Después  piensen. Recapaciten sobre ese “informe de una verdad y una mentira”. Luchen desde el lugar que les toque  para que no quede nunca más ninguna exclusión. No hay que claudicar de ninguna manera.
Y en cuanto a los amores jóvenes- esos que elogia Montero y que me dieron pie para escribir esto- piensen en las palabras finales del artículo:
“Cuando escucho a una mujer madura quejarse de que ha alcanzado la edad de la invisibilidad, de que ya no la miran, siempre me siento tentada de decirle: te equivocas, cariño, quizá seas  tú la que no ves. Siéntete segura de ti misma y mira a los más jóvenes.”

Maitena y su genialidad 

Y bueno, Rosita. (¿No te parece exagerada la diferencia de 20 años?)

Si consigo  un  joven bombón-  libre como un pájaro-   y con una  enorme disposición para el amor y  la ternura, te lo comentaré. Te lo prometo.




2 comentarios:

  1. Que buena mezcla, parejas desparejas y gente diferente. A pesar de todo creo que en estos últimos tiempos se ha avanzado bastante. En lo que refiere a personas con capacidades diferentes, al menos en Argentina, hemos logrado integraciones que antes eran impesandas. Muy bueno el artículo- Saludossss

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  2. Gracias por tu comentario Laura. En Uruguay no es tan así. A las personas diferentes no se las integra, o las dejan hacer la escuela pero les impiden terminar el liceo, o inscribirse en una escuela de teatro, ni que hablar de estudios universitarios o equivalentes. Se les impide la realización personal en forma solapada. Yo hice una especialización en Dificultades de Aprendizaje porque sentí que no estaba capacitada para enseñar a los muchachos con capacidades diferentes. No sabía cómo hacerlo. Aprendí porque quise. La mayoría de los docentes no saben qué hacer en clase con un chico con síndrome de down o con un disléxico. No conocen las estrategias. Es realmente lamentable. La obra "Estigma" trata el tema y lo hace muy bien. Ojalá que se pueda seguir representando. De nuevo, gracias y saludosssssssssss

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