Sin ninguna ternura- imagen tomada de Internet- |
Confieso que no he leído
muchas novelas eróticas. En mi juventud recuerdo haber leído alguna de
las famosas, como El amante de Lady
Chatterley de D.H.Lawrence, donde se plantea la relación adúltera de la
Sra. Chaterley con su jardinero. No es la primera vez que el tema de la
diferencia social se pone de manifiesto en las relaciones humanas, ni tampoco
es novedoso el planteo de una relación prohibida.
Todo este preámbulo es
para decir que no leí Las cincuenta
sombras de Grey pero se ha hablado tanto de ella, que hoy, domingo 1º de
marzo, sin ganas de ver protocolos de trasmisión de mando, me fui al
cine a ver la película.
El argumento lo conocía,
porque ha sido absolutamente contado de punta a punta en muchos sitios de
Internet, y llevado y traído hasta por
las murgas de este año, por lo cual no voy a abrumar con lo mismo. Pero sobre
la película, lo primero que debo decir es que es entretenida. No me pareció que
se hubiera inspirado en una novela
“porno para mamás”- según la han tildado porque ha sido leída por mujeres
casadas mayores de treinta-. Me parece que tiene algo más, por lo cual mi
comentario va por otro camino, el de la
relación humana- o inhumana según se quiera ver- entre Christian Grey y
Anastasia Stelle- nombres ficticios de los protagonistas-o Anastasia y
Christian; o Ana y Chris, o Sr. Grey y
Srta. Steele- según las circunstancias.
Un tema importante es el del “deslumbramiento” de la chica pobre, estudiante de literatura inglesa, por el
apuesto empresario rico.
La joven estudiante-virgen sin lugar a dudas- se turba
con el acaudalado empresario al
cual va a entrevistar por encargo de su compañera de vivienda, más que nada por
la arrogancia que exhibe en su comportamiento. Pero también la subyuga- en los
dos principales significados de la
palabra, el de “dominar poderosamente, y el de embelesar”- el mundo de riqueza que lo rodea, el
enormísimo edificio de su compañía, el lujo de los ambientes con secretarias
meticulosamente bien vestidas, con tacones, y trajes sastre, mientras ella va
vestida como una colegiala-pobre, por supuesto- que lleva anotadas las preguntas que debe hacerle pero ni
siquiera tiene una lapicera para anotar las respuestas. Digamos que es una
manera, también común, de iniciarse un juego de seducción. Pero, lógicamente, no tendríamos ninguna
“sombra” de Grey, si no asomara lo “oscuro”. Y las sombras se proyectan y no precisamente en la pared, sino en “el
cuarto de juegos”, “el play room” que Grey le muestra para que vea que él no es un hombre común y
corriente, porque tiene gustos sexuales perversos.
En este juego en el cual
él asume el rol dominante, y ella el
sumiso, existe-incluso- un “contrato de consentimiento” de dónde y hasta dónde
con todos los detalles, incluidos castigos por desobedecer, pero también los
suculentos premios: ropa de marca, una computadora nueva, y un auto de bastante
más categoría que el pequeño usado que tiene la estudiante. La irá a buscar en
helicóptero-que lleva su apellido por supuesto- y la llevará a volar en un planeador biplaza donde también se confirma el juego de peligrosísima seducción. El plano material está absolutamente cubierto y abastecido. A cada paso se hace presente el “poder”, y
la idea de “posesión” o “propiedad privada”-como la canción de Rosamel Araya- ,
pero eso sí, con consentimiento de ella.
No conté la cantidad de
“sombras de Grey”. No sé si llegan a cincuenta o las sobrepasan. Las locuras
sombrías de sus modalidades sexuales son
múltiples y no las oculta-ahí está el completo “salón de juegos” con todos los
artilugios del sado/masoquismo-. Obviamente
que esas sombras son salvajes, pero consentidas. Cuando Anastasia dice que no, él se detiene, por lo
cual no se puede hablar de “violación” pero sí de brutalidad.
“Las sombras” que más me
impresionaron-que también son locuras- fueron las afectivas: Christian no se deja acariciar, no duerme en la misma cama
con la chica que desvirgó, no le da ni
una gota de ternura, -aunque parezca que sí-.
Siempre me pareció que lo más frustrante para una mujer-además de los
castigos físicos y psicológicos que indudablemente pueden ser brutales- es la falta de gestos de cariño, porque cualquier mujer que se precie necesita
la ternura de la pareja, antes, durante, y después-aunque sea tan rara como ésta-.
Él no deja lugar a ninguna
duda:
“I do not make love, I
fuck hard” ( Yo no hago el amor, yo cojo salvajemente”).
Creo que está todo dicho. Estas
son las mayores sombras.
La película puede verse.
No es ningún plomo. Da para pensar, eso sí.
Hola Alfa, leí atentamente tu análisis, en realidad no tengo pensado ver la peli, tal vez, si la dan algún día por la tele y justo me encuentra dispuesta podría ser la única manera.
ResponderEliminarMi experiencia con las 50 sombras fue con los libros, los que leí en una lectura rápida, ( salteando páginas ) esperando que en algún momento pasara algo interesante. Nunca pasó.
Tal vez la peli como es otro lenguaje, y además más acotado, pueda estar un poco más interesante, pero por ahora, paso. Cariños.
Hola Laura:
EliminarYo no expresé en ningún momento que sea una peli extraordinaria. (Espero no haber dejado esa idea.) Sí, dije- y lo sostengo- que es una peli que me resultó entretenida. En el comentario, para no extenderme demasiado, no mencioné la música, que apoya eficazmente la temática que se desarrolla y, por supuesto, contribuye a mantener un indudable interés. También aclaré que no leí los libros, ni siquiera en una "lectura rápida"-como la tuya, por lo cual no tengo ningún criterio formado sobre si son interesantes o no. Tampoco soy una asidua lectora de novelas eróticas. Leí algunas de las famosas como la que menciono en mi artículo. Y por supuesto, respeto tu decisión de no ir a ver -deliberadamente- estas "Cincuenta sombras de Grey". Supongo que tampoco habrás visto "El último tango en París" o "Lolita"-. Yo en cambio, como soy muy curiosa vi estas pelis y otras más por el estilo. Y también me resultaron entretenidas.
Hola Alfa: No leí en ningún lado que la peli te pareció extraordinaria. Seguramente a la peli le agregan condimentos como la fotografía, la música etc para hacerla interesante.
ResponderEliminarHe visto algunas eróticas como " Ultimo tango en París" y otras. Lolita, no, ni antes ni ahora. Pero eso podría tener tema de otro artículo. Un beso.
Puse dos ejemplos de pelis eróticas que en su momento causaron tanta -o más- polémica que ésta. (Y fueron prohibidas, por supuesto.)
EliminarTambién es cierto que las películas tienen otros ingredientes, la fotografía, la música, la actuación, los escenarios. Los personajes "saltan" a la pantalla y dan una visión-siempre parcial- de lo que en un libro puede ser más extenso o intenso ( o no). Me sorprende tu negativa a leer o ver "Lolita".
Es cierto que tuvo una repercusión muy negativa y fue calificada de pornográfica, indecente, malsana y todos los adjetivos habidos y por haber. Vladimir Nabokov fue repudiado tanto como su novela. Sin embargo, Vargas Llosa dijo que era "una de las más sutiles y complejas creaciones literarias".
Yo leí el libro y vi la película. Por supuesto que el tema es de lo más urticante: el veterano libidinoso que se retuerce por una niña apenas núbil. Sin embargo, como tema literario es antiguo.
Horacio Quiroga-por poner un ejemplo de los de acá- lo desarrolló en "Historia de un amor turbio". (De paso pienso que él se casó con mujeres muy jóvenes. La segunda esposa tenía la edad de su hija Eglé.). Lo cierto es que las " 50 sombras" no son únicamente las de Grey. El ser humano en sus múltiples vericuetos tiene muchas más. Desde mi punto de vista, no está mal asomarse a los abismos que nos presenta la lectura.Pero por supuesto respeto visiones que son diferentes a la mía.
Definitivamente una cosas de locos. Acabo de terminar de mirar fifty shades of grey y creo que quede fascinada.. jaja
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