Acá voté las tres veces |
Muchas cosas en la vida
están basadas en las elecciones. Se elige una prenda de ropa, un perfume, un apartamento, un auto, un amigovio,
o un amante. Depende de las circunstancias. Lo malo es que no siempre lo que se
elige da las satisfacciones esperadas.
La prenda de ropa, después
de puesta sobre nuestro cuerpo, no luce como en el maniquí que vimos en la
vidriera-evidentemente el maniquí era esbelto-.
El perfume que nos encantó
cuando la vendedora nos puso una gota en la mano, después de pagado a precio de
oro, diluye su aroma en un abrir y cerrar de ojos.
El apartamento tiene humedades por todos lados-nadie de la inmobiliaria nos lo advirtió- el auto, no rinde el
kilometraje esperado, el amigovio, exhibe excesivo interés por el fútbol y por
su amado celular, y el amante es casado. No se puede quedar a dormir con una.
Con lo lindo que sería poder arrimarle
los pies helados ahora que ya empezó el frío. Una verdadera pena. La política
también. En Uruguay nos hemos pasado más de un año con elecciones. Las ofertas
fueron de todos los colores y de todos los partidos. Nos avasallaron con la
propaganda-usualmente denigrándose los unos a los otros-. Los predictores le
erraron como a las peras, mal de los oídos, y también mal del olfato. No
olieron nada de verdad. Ahora, nos tocó la última-creo- Después de mucha propaganda
por unos y por otros: las elecciones para las Intendencias departamentales. Más o menos
todos prometen de lo lindo-como
usualmente lo hacen- pero luego de llegar al poder, “a otra cosa, mariposa”. Si te he visto no me
acuerdo.
En las elecciones
presidenciales anduve a la caza fotográfica por las cercanías. Es una manera
divertida de “tomarle el pulso a la república”-viejo dicho que se usaba hace
años-.
Lo más llamativo que
encontré, fue un cartel en una casa de abajo. Evidentemente se trataba de una
propiedad horizontal, con distintos dueños o inquilinos. La de arriba lucía el
cartel de la 71. La de abajo, un cartel de un “No a la baja”-impreso- con una
leyenda a mano que decía “Acá no votamos
a la 71”. Y ya estaba todo dicho.
Acá NO votamos a la 71 |
Arriba sí votamos a la 71 |
Uno de los grandes
problemas es la inseguridad. Pese a lo que dicen los políticos que detentan el
poder, es muy difícil caminar por la calle, sin que un delincuente no te tire
al piso con violencia para robarte. Lo
mismo si andás en el auto. Unos niños
que no levantan ni un metro del piso, mientras parás en el semáforo, te rompen el vidrio del acompañante para hurgar debajo del asiento-lugar
privilegiado donde las mujeres meten las carteras- Una de las pruebas de que la inseguridad no es moco de pavo y va en aumento cada vez
más, es la cantidad de rejas que hay colocadas por todos lados. Aquí tienen el
quiosquito de Ellauri, y nada más y nada menos que la Iglesia de Punta
Carretas, también enrejada. En el portal de la casa de Dios, se venían a dormir
muchos “sin techo”, y el cura será muy piadoso pero puso coto.
La casa de Dios, también enrejada |
Quioskito Ellauri enrejado |
El reclamo de la población
es general. Todos prometen que van a combatir la inseguridad. Lo cierto es que
vamos de mal en peor.
La propaganda ha sido –y
es- variopinta. Pero también es engañosa. En un “edificio de alta gama”-como se
suelen apodar ahora- apenas había un solitario y triste cartel de la 15.
En un barrio de "alta gama" cartelito de la 15-uno solito nomás- |
Por la misma zona pude
observar una placita-que estuvo abandonada durante mucho tiempo- que estaba
siendo refaccionada. Es como una manera de decir: “¿Ven como la Intendencia
colabora con los vecinos? ¡Miren qué linda que la estamos dejando!”
En época de elecciones la IMM arregla la placita ¿Ven cómo trabajan para dejar divina la ciudad? |
Un lindo detalle fue el
carnaval que se armó en la Rambla de Pocitos. Distintos partidos, distintas
consignas, distintos colores, en la lucha por ganar el primer puesto. ¿Por qué
no? Al principio parecía un sueño imposible. Ya no.
Carnaval de colores y de propuestas |
Dejé para lo último un
toque de humor-no todo puede ser tan negativo-En una vidriera: se venden
“salceras” y “Salcera”- El que escribió estos cartelitos, no se enteró de que
la “salsa” además de ser un baile y una preparación gastronómica, va con “s”
y-como rasgo de familia- el resto de las palabras que la aluden, también.
Se vende "salcera" ¿qué será? |
¡Hay de todo en la viña
del Señor!
Y que nos siga asistiendo
para seguir viviendo en esta ciudad, sean quienes sean los gobernantes de turno
elegidos.
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