jueves, 10 de septiembre de 2015

EN EL TEMPLO BUDISTA DE MINAS

Casas de retiro en las serranías de Minas 

Hace años, en una materia obligatoria en la Universidad Católica, que se llamaba  primeramente: “Teología” y luego “Fenomenología de la Religión” aprendí o -reaprendí en algunos casos-, ciertos principios de diversas religiones o manifestaciones filosóficas, entre ellas el budismo. En general, lo que he notado, sin ser practicante de ninguna religión en particular, es que hay unas cuantas manifestaciones conceptuales que son similares en casi todas ellas.
En el ascenso se hace alguna parada para observar las casas de retiro

Se  sabe que la felicidad  no la produce la acumulación de riqueza, -aunque digamos en broma que  es mucho más cómodo subir una cuesta con un Mercedes Benz que en una  bicicleta-. Sin embargo, estamos al corriente de   que no todos los seres que tienen grandes posesiones materiales son felices, porque habitualmente, viven obsesionados por hacer más y más dinero y sobre todo, dejan el alma para  tener más cosas  y ostentar más que los demás. Yo veo a muchas mujeres manejando unas rutilantes camionetas cuatro por cuatro, pero con un gesto de acritud  en el semblante tan espantoso que me hace pensar que nunca jamás experimentaron la sensación de la plenitud de la vida.
Pema Gompo presidiendo la fila de visitantes 

Cuando hice el cursillo “El Arte de Vivir”, una de las instructoras nos contó que un día   habían salido a la calle y paraban a las personas pidiéndoles una sonrisa. Algunas los miraban como si fueran locos, otras sonreían sin saber porqué y se iban con la sonrisa pintada en los labios. Parece una locura, pero no lo es. Una sonrisa cambia la actitud con la que salimos a la calle y puede cambiar-también- un estado de ánimo. Ese que nos caracteriza a muchos uruguayos: “el enchufe”, que es el estar todo el día conectados con la bronca y salir a la calle con ella a cuestas para tirársela arriba a cualquier desgraciado que se nos cruce. Eso se ve muchísimo en todas partes. No es positivo, no promueve la felicidad ni mucho menos el entendimiento con los otros. Y, según la mayoría de las religiones y filosofías, hay que buscar y consolidar el amor de los unos por los otros.
El templo budista a la llegada 

El budismo sostiene que no es una religión sino una doctrina filosófica, un modo de vivir con desapego, en un lugar que propicie la meditación y donde se pueda aprender a reducir los estados mentales negativos para sustituirlos por otros armoniosos. Es al fin de cuentas,  una doctrina filosófica antigua, un proceso educativo, y  un adiestramiento espiritual.  
 Tengo en la memoria,  películas que tratan de esos seres que-según sus creencias-  en diferentes reencarnaciones, son los elegidos para continuar con la labor de propagar el bien.
En el templo budista de Minas, nos recibió en el camino, el instructor autorizado para Hispanoamérica,  cuyo nombre es Pema Gompo. (No creo que sea su nombre original, sino el asignado para su práctica budista. Bien sabemos que en muchas doctrinas se propicia el cambio de nombre de acuerdo a determinadas características.)
Él fue el encargado de darnos la charla informativa y de contestar las preguntas de los visitantes.
Hubo momentos en que no lo oí porque usó un micrófono que no funcionó la mayor parte del tiempo, así que algunas cosas las capté y  otras no. De todas maneras, lo más novedoso -para mí- fue el templo en Minas, no  tanto las explicaciones.  
No está permitido tomar fotos en el interior del templo, por esa razón no tengo ninguna.  Sólo fotografié el entorno, la llegada  y el templo desde el exterior.
Las preguntas que se le plantearon  al instructor fueron más que nada inquietudes existenciales: la muerte temprana de los  niños, el sufrimiento, las enfermedades, la pobreza, el dolor en general. Lo explican por  la reencarnación y la búsqueda de perfección espiritual vida tras vida. De nosotros depende el lograrla, y la actitud con la cual asumamos nuestra existencia, es la que nos orientará por el buen camino y hará que lo sigamos sin perdernos en vericuetos.
Aunque ellos son vegetarianos, en  nuestro almuerzo hubo trozos de carne asada, con tartas de verduras y ensaladas.  De postre,  nos dieron flan con dulce de leche. Me pareció muy acertado que no nos obligaran a seguir sus costumbres alimenticias. Yo detesto las prohibiciones en todos los aspectos, pero más que  nada en la alimentación  y las acepto a regañadientes únicamente por prescripción médica. No beben alcohol y no lo ofrecieron tampoco. Nos dieron jugo de frutas, café y té.
El paseo me pareció interesante, están organizados para recibir público, y tienen hasta una pequeña tienda de venta de objetos.
Muchas religiones y filosofías preconizan la vida ascética, la lectura de libros sagrados, la alimentación vegetariana, no dañar el entorno, y, procurar ser mejores personas haciendo el bien al prójimo.  Lo difícil es lograrlo.
Ya lo saben. Tenemos templo budista en Minas. Se pueden anotar para ir  por  un día para conocerlo o, si se sienten inspirados, para  hacer   unas jornadas de retiros espirituales. Si los alientan las buenas intenciones, puede ser positivo como labor espiritual. La búsqueda de la felicidad nos alienta a todos, y  –según ellos- se logra en la ayuda que le brindemos al prójimo. El desapego- que se aprende- puede hacer un enorme bien espiritual. No necesitamos tanto para vivir, se puede vivir con menos y dar más.
 Y es cierto. Podríamos y deberíamos ser mejores.




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