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La primera tejedora al comienzo de la obra |
Mientras la televisión nos impacta con imágenes aterradoras
de
niños buscando refugio, junto con
sus familias,- que lamentablemente
encuentran la muerte-, y mientras también en mi país se suceden uno tras otros
hechos de una violencia que se ha escapado de las manos de los responsables,
aparece una compañía de circo sueca que presenta-paradojalmente- un espectáculo
que se llama “Knitting Peace”- “Tejiendo
la Paz”.
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Tejedor en el espacio |
Para eso, recorren el mundo con este espectáculo que unió
las palabras “circo” y “corazón”- en sueco- con la delicada utopía de cambiar el mundo en forma positiva. Los
alienta el auténtico deseo de lograrlo.
Para eso tejen, para eso urden, y nos dejan alelados en la contemplación de una
obra muy singular. Entrenan horas y horas
para darnos este finísimo
espectáculo que nos deja boquiabiertos y nos llama-indefectiblemente- a la
reflexión. ¿Es posible “tejer la paz”? ¿Es posible que el ser humano deje de
lado la maldad y se vuelva comprensivo
con sus congéneres?
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Tejedor que además toca el violín en el espacio |
El hilo conductor del espectáculo es el tejido. Desde el
comienzo aparece una de las intérpretes, en el escenario cerrado con una madeja
que va desenredando y tejiendo frente al público. Todos tejen, la música y el
canto alucinante de un violinista, que también urde, acompaña todas las
magníficas escenas. El circo está presente en piruetas y acrobacias, pero es
todo a través del tejido.
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El tejido como labor colectiva |
Me recordaron a Aracnea, la tejedora que quiso ser
superior a Palas Atenea. Sin embargo a estos tejedores no los guía la ambición,
ni la desmesura, ni la arrogancia sino el deseo vehemente de la paz entre los
seres humanos. Lo que tejen, al final, se extiende hasta los espectadores, en
largas hileras, todos participamos, todos urdimos. Está en nosotros lograr la
paz y la armonía. Es un hermoso espectáculo que vale la pena ver para disfrutar
y reflexionar.
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También se puede urdir magistralmente desde un aro. Arriba el violinista acompaña, en la madeja se espera |
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