Joaquín Phoenix y Emma Stone en el filme de Woody Allen "Hombre irracional" (Imagen tomada de Internet) |
Ya todo el mundo sabe que soy fan incondicional de Woody
Allen. Y eso significa que voy a ver todo lo que presenta sin siquiera mirar
una reseña. He visto tantos filmes suyos que no tengo duda de que lo que me
proponga lo voy a aceptar y voy al cine
contenta como perro con dos colas. Jamás me decepciona. Desde el primer momento
que me siento y tomo contacto con el
filme, escucho la música y me dedico a seguir los jugosos diálogos, me instalo
en “otro mundo”- el mundo que me preparó Woody.
Ya sé que me va a sumergir en alguna vorágine filosófica,
que me va a sacar de casillas nombrándome a filósofos que yo leí en mi adolescencia y después no
vi nunca más, que me va a hacer
cuestionar principios y que me va a conducir por donde él quiera con una
enormísima facilidad. Y sí. Allá voy, sin remedio.
En este “Hombre irracional” se pueden apreciar la mayoría de sus preocupaciones- porque eso
son, sin lugar a dudas- la lucha entre lo masculino y lo femenino- Lo femenino lo propone con mujeres que son
cargadoras como pulga de tapera; que no dan respiro a un hombre depresivo que llega a una Facultad a
enseñar Filosofía- ni más ni menos- y que no está pasando por el mejor momento
de su vida. Ha perdido el interés por los atractivos que le puede ofrecer la
vida-entre ellos el sexo- No puede tener relaciones con una mujer que se le
tira encima, está impotente y según lo que confiesa, hace más de un año que no
tiene relaciones sexuales. Lo masculino aparece, entonces, degradado, en un
hombre que vive atado a una petaca de alcohol.
"El irracional" de Woody Allen-imagen tomada de Internet |
Se plantean también los
grandes cuestionamientos de la filosofía y de la moral, de lo que nos rodea, de la lucha entre el
bien y el mal, entre lo correcto y lo
incorrecto. Lógicamente por medio de los filósofos que más se han cuestionado
sin resolver a ciencia cierta la problemática. Uno de ellos es Kierkegaard.
El profesor ha perdido – y quién sabe si alguna vez lo tuvo-
el sentido de la vida. Y eso es lo que procura desesperadamente y por cualquier
medio. Cuando cree encontrarlo, unas cuantas vueltas de tuerca, se lo dan
vuelta.
Hay humor pero es amargo. Por cierto, que lo que se nota de
inmediato es que ejerce una formidable atracción en las mujeres. Está
presentado como un hombre más bien desgarbado, tiene pancita, y
excepcionalmente aparece bien vestido. Sin embargo, las mujeres lo admiran, ha
escrito libros- parece que los escritores son fascinantes- ellas los han leído,
le piden consejos para sus trabajos, y lógicamente, lo que quieren es
llevárselo a la cama. Este punto es evidente y sorprendente. En el arranque
para seducirlo tienen impulsos masculinos. Son las que llevan la batuta. Y
aunque él se niegue- es el caso, al principio, de la alumna- ella insistirá
hasta lograr sus propósitos.
Las vueltas de tuerca, y los entretelones no se los voy a
contar. Pero hay, sí, y es también evidente, un
juego con el azar y con las bifurcaciones que éste nos depara en la
vida. Es el azar, o el juego del destino o como se le quiera llamar, el que determina que escuche, acompañado por su estudiante enamorada, la conversación que lo llevará a una especial determinación; es el azar, el que hace que cuando está en el laboratorio, aparezca una colega al mismo tiempo; es el azar, el que dispone,entonces que muchas vicisitudes ocurran de tal o cual manera. Yo puedo soñar con Keanu Reeves, pero de ahí a que mis sueños se conviertan en realidad hay un tremendo abismo. ¿ O no? Who knows?
Vayan a verla. Es Woody Allen como Director. No aburre nunca, o mejor expresado: a mí no me aburre nunca.
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