sábado, 3 de octubre de 2015

POR SIEMPRE WOODY

Joaquín Phoenix y Emma Stone  en el filme de Woody Allen "Hombre irracional"
(Imagen tomada de Internet)


Ya todo el mundo sabe que soy fan incondicional de Woody Allen. Y eso significa que voy a ver todo lo que presenta sin siquiera mirar una reseña. He visto tantos filmes suyos que no tengo duda de que lo que me proponga lo voy  a aceptar y voy al cine contenta como perro con dos colas. Jamás me decepciona. Desde el primer momento que me siento  y tomo contacto con el filme, escucho la música y me dedico a seguir los jugosos diálogos, me instalo en “otro mundo”- el mundo que me preparó Woody.
Ya sé que me va a sumergir en alguna vorágine filosófica, que me va a sacar de casillas nombrándome a filósofos que  yo leí en mi adolescencia y después no vi  nunca más, que me va a hacer cuestionar principios y que me va a conducir por donde él quiera con una enormísima facilidad. Y sí. Allá voy, sin remedio.
En este “Hombre irracional” se pueden  apreciar  la mayoría de sus preocupaciones- porque eso son, sin lugar a dudas- la lucha entre lo masculino y lo femenino-  Lo femenino lo propone con mujeres que son cargadoras como pulga de tapera; que no dan respiro a un  hombre depresivo que llega a una Facultad a enseñar Filosofía- ni más ni menos- y que no está pasando por el mejor momento de su vida. Ha perdido el interés por los atractivos que le puede ofrecer la vida-entre ellos el sexo- No puede tener relaciones con una mujer que se le tira encima, está impotente y según lo que confiesa, hace más de un año que no tiene relaciones sexuales. Lo masculino aparece, entonces, degradado, en un hombre que vive atado a una petaca de alcohol.

"El irracional" de Woody Allen-imagen tomada de Internet 

 Se plantean también los grandes cuestionamientos de la filosofía y de la  moral, de lo que nos rodea, de la lucha entre el bien y el mal,  entre lo correcto y lo incorrecto. Lógicamente por medio de los filósofos que más se han cuestionado sin resolver a ciencia cierta la problemática. Uno de ellos es Kierkegaard.
El profesor ha perdido – y quién sabe si alguna vez lo tuvo- el sentido de la vida. Y eso es lo que procura desesperadamente y por cualquier medio. Cuando cree encontrarlo, unas cuantas vueltas de tuerca, se lo dan vuelta.
Hay humor pero es amargo. Por cierto, que lo que se nota de inmediato es que ejerce una formidable atracción en las mujeres. Está presentado como un hombre más bien desgarbado, tiene pancita, y excepcionalmente aparece bien vestido. Sin embargo, las mujeres lo admiran, ha escrito libros- parece que los escritores son fascinantes- ellas los han leído, le piden consejos para sus trabajos, y lógicamente, lo que quieren es llevárselo a la cama. Este punto es evidente y sorprendente. En el arranque para seducirlo tienen impulsos masculinos. Son las que llevan la batuta. Y aunque él se niegue- es el caso, al principio,  de la alumna- ella insistirá hasta lograr sus propósitos.
Las vueltas de tuerca, y los entretelones no se los voy a contar. Pero hay, sí, y es también evidente, un  juego con el azar y con las bifurcaciones que éste nos depara en la vida. Es el azar, o el juego del destino o como se le quiera llamar, el que determina que escuche, acompañado por su estudiante enamorada,  la conversación que lo llevará a una especial determinación; es el azar, el que hace que cuando está en el laboratorio, aparezca una colega al mismo tiempo; es el azar, el que dispone,entonces que muchas vicisitudes ocurran de tal o cual manera. Yo puedo soñar con Keanu Reeves, pero de ahí a que mis sueños se conviertan en realidad hay un tremendo abismo. ¿ O no?  Who knows? 

Vayan a verla. Es Woody Allen como Director. No aburre nunca, o mejor expresado: a mí no me aburre nunca.


 
En pleno flirteo 

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