No es tan así. Lo aseguro. |
La carestía sigue siendo tema en
todos los medios y bolsillos. Pero hay otros problemas que también se suman a las dificultades para hacerlas. Se
trata de la tan mentada "tecnología".
Por un lado tenemos a este señor afirmando que, a medida que accedamos a
más elementos tecnológicos lograremos ser más felices, y, por otro, el dilema
de que cuando nos fallan algún aparatito, nos volvemos monos porque no podemos-
ni sabemos- hacer nada sin ellos.
Hoy fui a la ferretería. Ya no es
"la del barrio", sino "la del Shopping". ( Es la única que
hay). No iba a comprar nada exótico, únicamente un par de enchufes-para ponerle
uno a cada aparato y poder conectarlo sin andarlo buscando desesperadamente), y
unas pilas comunes de repuesto. Me dirigí a uno de los vendedores- un flaco de
coleta- que estaba ocupado, obviamente con su celular. Como estuve unos minutos
parada sin que levantara la vista ni me diera ningún tipo de bola, le pregunté
si tenía que sacar número. Me contestó que sí y así lo hice, después de esperar
otros tantos minutos- no había nadie y el otro vendedor estaba ocupado con otro
cliente- cantó mi numerito. Le pedí los objetos en cuestión, me los trajo, y,
cuando me disponía a pagar, resultó que "la máquina se había
trancado". Me quedé otros minutos esperando el "destranque" pero
el milagro no se produjo. Le pedí que me diera los precios-dispuesta a pagarle
sin boleta- pero tampoco eso era posible. Todo lo que venden tiene un código,
no saben los precios, si la máquina "se muere", ellos también pasan a
mejor vida con todos los clientes compradores.
Me tuve que volver a casa sin
nada.
Qué tal? ¿ Es la tecnología una
fuente de felicidad o un engorro? Porque cuando "se cae", se termina el mundo y estos angelitos no
tienen ni la más puta idea de cómo sacar un precio y hacer una cuenta a mano nomás.
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