sábado, 5 de agosto de 2017

EL CARNÉ DE SALUD

Carné para el recuerdo 
En el mundo de las casualidades que no existen, pasan cosas insólitas. En el colegio norteamericano donde trabajé mis últimos veinte años, hubo un joven gerente administrativo muy cuidadoso con los recursos económicos. No había que  gastar más de lo necesario de ninguna manera. Por eso, decidió que el carné de salud que se le exigía a todo el personal fuera práctico y al toque y-por supuesto- bien barato. Entonces le salió al paso, como de medida,  una médica que hacía todo “a domicilio”. Cuando digo todo es todo. Venía a la empresa, y, uno por uno, en fila india, nos revisaba, nos sacaba sangre, nos tomaba la presión, nos hacía un cuestionario, y después con la misma eficiencia, nos tomaba una foto con una polaroid y nos imprimía el lindo carnecito que puse al comienzo. Bien rapidito. Cuando me tocó el interrogatorio  me extrañó un poco su consejo para combatir la hipertensión: “que no me empastillara más”.  Simplemente que  comiera un diente de ajo en ayunas, y tomara  un licuado de limón y perejil dos o tres veces por día.  Como buena caída de la cuna que soy  no objeté nada. Pensé que sería partidaria de la medicina natural. Una médica merece respeto. (Ese respeto que se siente por los que saben lo que nosotros ignoramos. ¿Ta?) Nada para quejarse. No había que perder horas de trabajo, venía con un equipo que colaboraba en todo momento, y los carnés salían como pan caliente.
Pero, había un programa de TV que se llamaba Zona Urbana- que actualmente es Santo y Seña- que se encargaba, y aún lo hace, de sacar caretas.
Esa misma noche, el programa denunció a la doctora que emitía carnés de salud. Tenía título de médica, pero ninguna autorización para hacer los carnés que únicamente se gestionaban en Salud Pública, o en unas pocas instituciones habilitadas. Sus carnés eran truchos.
Más de uno se julepeó. Nos había extraído sangre ¿En qué condiciones estarían las agujas? ¿Qué habría hecho con la sangre extraída?  Y —obviamente— al  gerente le salió el tiro por la culata porque después tuvo que armar listas para mandarnos a los lugares habilitados.
¿Y a mí? A mí me vinieron cinco ataques juntos. Pero de risa.

Hoy encontré el recuerdo con el carnecito. Toda una monada de viveza criolla.

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