domingo, 31 de agosto de 2014

APROXIMACIÓN DESCONTRACTURADA AL MANUAL DEL MACHO ALFA

El Macho Alfa con su harén
El título “Manual del Macho Alfa” se refiere   al documental del joven cineasta uruguayo Guillermo Kloetzer, que se estrenó hace pocos días en Montevideo.
Aunque el “macho Alfa” se llama igual que yo, no tiene nada que ver conmigo. Me parece.
 Cuando era niña, tenía un vecino en el barrio Cordón-donde vivía con mi madre divorciada- que me saludaba  con un -“¡Cómo te va ALFA ROMEO!” Yo  lo corregía una y otra vez  pero nunca lograba convencerlo de que mi nombre no era  “Alfa Romeo”, sino Alfa Segovia. Él se reía a carcajadas. Ya hace muchísimos años que entendí la broma. De todas maneras, a veces me pregunto: ¿No habría sido mejor que fuera una “Alfa Romeo” de gran fortaleza, de potente rugido, con buena carrocería, innumerables luces y diversas prestaciones?
Fui a ver el documental en la Cinemateca 18. Subí las incómodas escaleras. La boletería es una mesita en el medio del local. El interior  estaba helado. Tiene unos aparatos de aire acondicionado en los pasillos pero no estaban prendidos. Me quedé con el gabán y la bufanda puestos como si estuviera a la intemperie. No había mucha gente. Es probable que las películas documentales no sean atractivas. A mí me interesó. No es  un documental de  la National Geographic porque está pensado y elaborado de manera mucho más descontracturada. Lo de “Manual” se debe a que paso a paso, con sus correspondientes páginas con dibujos, - tal cual si fuera un manual de aprendizaje-,  se sigue la vida de unos animales marinos, mientras la voz en “off” de César Troncoso va dándonos  con gracia- cuando se le entiende, claro- la información pertinente.
A los dos lobitos marinos que la cámara va a seguir desde el nacimiento –junto a los espectadores- les ponen nombres griegos: Adonis- en clara alusión al dios de la belleza y Hefesto, -el dios griego artesano y contrahecho-. (Los griegos amaban la perfección y la mesura, por eso, nunca exhibieron penes enormes ni senos como los de Moria Casán.) En el documental no se le ven los penes ni a los lobos ni a los elefantes marinos, aunque sí se  muestran los testículos, y  hay escenas de violencia como cuando un elefante pasa por las armas a una loba- más pequeña- que no resiste con vida el ataque sexual. Se lo presenta como un violador.
Los elefantes marinos son más grandes que los lobos marinos -y se nota- 

 Pero también se documenta la presencia de una hembra que es  mezcla de ambas especies. Fértil, porque tuvo un cachorro. Será investigada y –probablemente- forme parte de los híbridos raros que hay en el mundo. Un hallazgo “la pelirroja” de Guillermo K.  (Esa denominación de “la pelirroja” forma parte del monólogo descontracturado a cargo de  Troncoso.)
Los lobos marinos no “nacen” machos Alfa.  Desde temprano aprenden que “la lucha es cruel y es mucha”-como dice el tango de Discépolo-.  A medida que van creciendo tienen que ir afirmando sus condiciones para llegar a ser  un “Alfa” en una lucha tenaz por ser los mejores. ¿El premio? Tener un harén.  
Se trató de  comparar  la situación de los animales con la de los seres humanos. Hay escenas en la playa donde especímenes masculinos se exhiben con intenciones de seducir. Y se ve ese juego de que sí pero que ahora no, y que quizás y que tal vez  y que puede ser, pero esperá. En realidad, a mí me parece que  frecuentemente, son ellas, es decir, nosotras, las que “seleccionamos” al objeto de nuestros desvelos. Incluso en la literatura, o en el cine-estoy recordando Ana Karenina- que es un ejemplo de novela y de película- aunque “aparentemente” es Wronsky el que lleva la delantera lo hace con estas palabras que no dejan ningún lugar a dudas de que ella lo corresponde:

“- Usted quiere saber por qué estoy aquí ¿verdad?-dijo Wronsky  mirándola fijamente-. Pues bien, eso lo sabe usted tan bien como yo: estoy aquí porque está usted. No he tenido más remedio que venir.”


Keira Knightley  y Aaron Taylor Johnson en una escena conmovedora  de la película
Me encantó la fotografía del seductor bombón de chocolate blanco. 

 Cuando yo era joven, no era común que una mujer “encarara” a un hombre. Se usaba más bien comerlo con los ojos, hasta que el susodicho se daba por aludido. Actualmente, si hay atracción, ambos sexos van al ataque- aunque no se genere ningún compromiso de índole afectiva- en un alegre “touch and go”* sin compromiso. El humor PUEDE  constituirse en  una excelente táctica de seducción. 
 El sexo-para los seres humanos- no es únicamente buscado para reproducirse, sino que constituye –por sí solo- una grata fuente de placer.


Los animales, -en este caso, los lobos marinos- se guían por el instinto: las madres tienen un único cachorro al  que alimentan hasta que puede valerse por sí mismo, y después lo dejan para atender a otro recién nacido. No dejan mamar a otro que no sea suyo, al contrario, lo corren. Madre e hijo se reconocen por el  sentido del olfato, y se llaman mutuamente distinguiéndose de todos los otros. Son madres  exclusivas,-durante el tiempo absolutamente necesario- y se niegan a ser “madres de leche” porque la  lucha por la sobrevivencia es  muy difícil. No pueden alimentar a todos, a ellas mismas les cuesta conseguir la alimentación necesaria para sí mismas. El cachorro tiene que tener fortaleza para sobrevivir, y va a triunfar si logra alimentarse en forma eficaz. Incluso, a veces,  tiene que transformarse en un astuto ladrón de leche, cuando su madre no está. Únicamente si desarrolla estupendas condiciones se convertirá en un “macho Alfa”. Si tiene mala suerte y queda huérfano, sucumbe. Si la madre lo alimenta el tiempo suficiente, después del destete, tendrá que ser muy hábil para obtener la alimentación necesaria para ser poderoso e imponerse a otros machos en la pelea,-donde la supremacía se resuelve a tarascones- y también tendrá que ser muy despabilado para conquistar hembras. Las lobitas tienen que estar en celo, de lo contrario  no se dejan hacer nada de nada. Además, va a tener que pelear con otros  prestigiosos lobos, para lograr favores.

Una tierna escena entre madre e hijo-pero no será para siempre- pronto el lobito tendrá que valerse por sí mismo.

Parte del documental-aclaro que no todo- se filmó  en el escenario de la Isla de Lobos, frente a Punta del Este, pero los lobos y elefantes marinos, no van a divertirse  al Casino, ni a los fiestas ni a los centros nocturnos. En lo que son más parecidos los  hombres es en la aspiración  a tener  su propio harén.  Desde ese punto de vista, conozco a más de uno al que le gustaría ser considerado “un macho alfa”. Sin embargo, por estos lares,  la mayoría tiene que conformarse con una única hembra gastadora y rompehuevos, no siempre dispuesta a satisfacer sus apetitos sexuales. Muchas sufren de dolor de cabeza crónico-una de las mejores excusas que se conocen  para decir que no-
Si quiere saber si los solteros tienen su playa exclusiva, si las lobitas dicen que no, y cómo vaya y vea el documental. Es entretenido. A Troncoso se le entiende a veces sí y a veces no, usted haga el esfuerzo y si no lo entiende, deduzca.




2 comentarios:

  1. Laura: El comentario lo tenés que escribir acá. Si lo ponés anónimo también sale. Yo comento con mi propio nombre.

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  2. Probando... probando ! Sabés que lo había pensado! Que genial llamarte Alfa ! Siempre primera ! Aunque hay personalidades y personalidades, a algunas personas no debe " pegarles".
    Me encantó tu descripción del documental, mezclando con otras cosas de la vida. Los documentales no son muy lo mío. De cualquier modo los lobitos marinos me producen mucha ternura. Besito. ( y que salga el comment )

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