sábado, 5 de noviembre de 2016

LEONARDO PADURA EN LA BIBNA

Leonardo Padura firmando ejemplares. Un detalle: es zurdo.
¿Será zurdo Mario Conde? 


Antes de la escapadita a Buenos Aires me habían llegado las convocatorias de la Sociedad de Profesores y  de la Biblioteca Nacional para el encuentro del  viernes 4 a las 19 horas,  con Leonardo Padura. Lo presentaría Mario Delgado Aparaín y lo entrevistaría Jaime Clara.
En las redes sociales circuló también la noticia por lo cual supuse que habría mucho público interesado en escuchar al “Cuban Boy”, que tal como su literatura imaginaba bastante irreverente.
Lamentablemente la horrorosa desorganización propició una especie de  desagradable hecatombe. Se anunció que el encuentro sería en la Sala Julio Castro, que es pequeña, por lo cual, al poco rato rebozó de público sin asiento que se desesperaba por acomodarse. A los pocos minutos se anunció que iríamos abajo a un lugar con disponibilidad para albergar a 400 personas, y cundió el caos. Yo, que había llegado a las 18.30 para conseguir lugar, quedé en las últimas filas porque de inmediato se llenó caóticamente con todo el público que acudió masivamente y empujó, pisoteó, y codeó hasta conseguir los mejores puestos posibles. Así, fue la cosa. Ni más ni menos.
Mario Delgado Aparaín empezó la presentación sin micrófono- la mudanza fue intempestiva- y, por supuesto, los de las últimas filas no oíamos un pomo. Se generó una incomodidad general que no se calmaba con nada porque era como estar en una presentación muda. No quiero decir con esto que lo que dijera Mario Delgado Aparaín fuera algo que los oyentes no supiéramos sobre Leonardo Padura, su posicionamiento con respecto a Cuba, su personaje señero Mario Conde y tal y cual. Más o menos, sus lectores tenemos alguna idea sobre el particular,  pero de todas maneras, nos hubiera gustado mucho poder saber qué decía al respecto.
Al rato, no sé cuánto tiempo después, apareció el micrófono y la gente, a medida que empezó a escuchar se fue calmando. No se notó en ningún momento que Padura estuviera preocupado porque manifestó en varias oportunidades que había sido muy bien recibido y que tanto público lo había sorprendido gratamente.
Después de todos estos avatares, cuando terminó la exposición-honestamente,  la de Mario Delgado Aparaín podría haber sido más breve, ya que el interés estaba concentrado en oír a Padura, pero ya se sabe que cuando otro escritor toma la palabra deja con menos tiempo al invitado, cuyas opiniones son las que realmente interesan-.
El cubano desbordó buen humor y con solvencia puso fin a las discordias.
Al final, Clara dijo que “firmaría ejemplares en el hall”. No especificó  qué “hall” y un montón de berenjenas- entre las que me conté- fuimos a hacer cola al hall de la entrada. Después de  un rato de espera, unas personas nos dijeron que le habían armado el boliche con una mesita y el cartel de la editorial Planeta,  abajo- al lado de la sala- Otra vez, vuelta a las catacumbas. Nueva maratónica cola para obtener la firma. Reitero lo del principio. Una horrorosa desorganización. Padura merecía algo mejor. Y nosotros,  sus lectores,  también. 


1 comentario:

  1. Bueno, evidentemente entre los escritores y editoriales no cunde la buena organización.
    Una pena, los lectores se merecen lo mejor.
    Una pena, y van.....

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