Nelson "Laco" Domínguez- Imagen tomada de Internet- porque fui tan pero tan torpe y estaba tan pero tan entusiasmada, que no le saqué ni una foto durante la disertación-. |
La invitación fue de
Ramiro Carámbula, y esta vez, vencí mi natural aversión a los homenajes
porque valía la pena escuchar la
disertación de una de las glorias
nacionales del periodismo costumbrista: Nelson “Laco” Domínguez. Con una sabiduría tanguera, carnavalera,
graciosa, risueña y plena de anécdotas, le dio a la concurrencia una estupenda
referencia de lo que fue “El Bajo” montevideano, antes de la construcción de la
Rambla Sur, y una semblanza-fiel, porque
además lo conoció personalmente- de uno
de los mejores cronistas que tuvo Montevideo: Julio César Puppo, “El Hachero”. El
homenaje tenía un motivo: este año se cumplieron los cincuenta años del
fallecimiento de “El Hachero”. Yo escribí sobre él algún artículo, pero le
estoy debiendo- como le debo a Jorge “Cuque” Sclavo-uno de sus admiradores más
acérrimos y gran divulgador y de sus crónicas, así como también otro notable costumbrista de fuste-, un trabajo más enjundioso.
Pero, tengo una enorme carencia, si bien soy una apasionada lectora de crónicas, y yo misma las
escribo, no soy un ratón de biblioteca. Tendría que
tener colaboradores que se pusieran a
revisar uno por uno los periódicos y las revistas donde publicaron ambos, para
rescatar verdaderas joyas que están durmiendo en sus páginas. Pero, no los
tengo, y es una verdadera lástima, porque me encantaría rescatarlos como
realmente se merecen.
La “ilustración” fue un precioso vídeo de Luciano Álvarez,
una obra maestra de la reconstrucción cinéfila y fotos que aún se conservan de
lugares ya desaparecidos.
Laco contó varias anécdotas que lo pintaron de cuerpo entero
a “El Hachero”. Era un tipo culto, pero al mismo tiempo podía sin lugar a
dudas, manejar el lenguaje popular, no
lunfardo, sino popular, el lenguaje de la calle- con una maestría singular.
Yo recopilé por algún lado, algunas de las imágenes de sus
crónicas pero no sé dónde las guardé. Los años no vienen solos. Traen achaques,
cuando logre encontrarlas, las voy a retomar para comentar.
Agradezco enormemente a Nelson “Laco” Domínguez, el paseo
que nos dio por “El Bajo”, por sus personajes, por sus mujeres de “vida airada”-
eufemismo que disimula no del todo a qué se dedicaban- y, por sobre todas las
cosas, por esa sabiduría que sabe desparramar a manos llenas.
Entrañable nota al Laco lo cruzaba porque compartia mi mismo lugar de votación, y al Hachero le debo una crónica sobre la "cancha de los huesos", luego de "salud pública" y ahora un espectral paisaje de bornes de la UTE. Allí solíamos ir a pelotear en los 50s con el amigo Ruben (Pesamosca).
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