viernes, 28 de octubre de 2011

¿Bicentenario patrimonial?

Los ansiados baños químicos atrás del edificio Antel


ONG ¡Basta de demoler Montevideo!

Desde hace unos años en el Uruguay se ha instaurado el Día del Patrimonio. En realidad es  un fin de semana, y se pueden visitar lugares que-normalmente- no están habilitados para visitas. Este año, aproveché el boleto patrimonial que CUTSA y las cooperativas de ómnibus brindaron con un itinerario por Ciudad Vieja, Aguada, Cordón y Barrio Sur al módico precio de un boleto de 18 pesos  que duraba todo el día.  Subí en la plaza Independencia, y bajé en  las paradas  con carteles numerados. Decidí visitar la torre de Antel para sacar algunas fotos de Montevideo desde el piso 26.
El sábado 22 fue un día frío y con amenaza de lluvia. No permitían  usar los baños del establecimiento. Habían puesto a esos efectos una serie de baños químicos atrás del edificio de Antel. Simplemente con dar la vuelta al mundo y hacer cola durante un buen  rato, apoyándose primero en un pie y después en otro, -en ese gesto característico y desesperado del infinito apuro-, se podían usar esos servicios que no eran-como siempre- suficientes para la cantidad de público que se congregó. Acto seguido, esperé unos diez minutos uno de los ómnibus de  las Cooperativas para seguir el recorrido. De pronto,  empecé a estornudar enloquecidamente. ¿Qué rayos-por decirlo en culto- pasaba? Miré para arriba y los vi.   ¡Ahí estaban al acecho mis enemigos naturales: los plátanos!  Resultaron favorecidos por una ventolina considerable que desparramaba la famosa pelusilla que me produce una alergia implacable.  A los estornudos los sigue   un lagrimeo constante hasta que logro alejarme del peligro. Cuando subí al ómnibus, llorando desconsoladamente, los pasajeros deben haber pensado que en la torre de Antel había visto algún espectáculo sumamente conmovedor.
Desde el piso 26, que es panorámico, se pueden contemplar unas hermosísimas vistas de la ciudad de Montevideo, que aún sucia, descolorida, y con los edificios chorreteados de mugre,  guarda  -milagrosamente- vestigios de su belleza original. Otro lugar que visité  fue el Cabildo en la Ciudad Vieja, porque en alguna de las enormes salas, exhibían muebles de época.  Quise hacer lo mismo con el club Uruguay, pero únicamente lo habían abierto de mañana. Los horarios de visitas tienen sus caprichos. Finalmente, completé el paseo circular con una vuelta por las plazas donde había variados espectáculos. Lamentablemente, estaba bastante fresco y no se podía disfrutar  tanto como se habría podido hacer en un día más cálido y soleado. En la Plaza Independencia, encontré a un grupo de jóvenes que portaban carteles con la leyenda “Basta de demoler Montevideo”. Me encantó que sacaran sus pancartas-justamente- el Día del Patrimonio. Prácticamente se puede decir que ya no quedan casonas, y que lo único que les interesa construir a los voraces inversores es: locales comerciales-que después quedan vacíos - y hoteles. Vencí mi timidez habitual y pedí para sacarles una foto. Accedieron de muy buena gana y hasta sonrieron. Sé que lo que piden es una utopía, pero me gustó que –al menos- la emprendiera gente joven. Ya lo dijo Galeano en su memorable “Ventana sobre la utopía”:
"Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar".
En casa, para escribir esta nota,  acudí a San Google y vi que este grupo de jóvenes tiene una hermosísima página web con el mismo nombre: ¡Basta de demoler Montevideo! Son artistas, fotógrafos, arquitectos,  preocupados por la destrucción masiva de una pobre ciudad desmemoriada.  En la web, se pueden apreciar  fotos de casonas que fueron destruidas y otras de las que lo serán próximamente.  Me acongoja muchísimo la demolición  de la hermosísima finca  que está en la rambla de Pocitos. Yo también la fotografié,  así como he fotografiado-cuando llego a tiempo,  porque las máquinas son rapidísimas- muchas demoliciones de fincas de mi barrio.
 Lamentablemente,  pese a los esfuerzos de esta juventud consciente, como no se defiende la riqueza patrimonial,  Montevideo será en breve una ciudad devorada por el Alzheimer. Y sus ciudadanos  también.
-Che, ¿vos te acordás qué había acá antes?
-Pah, me parece que había un cine ¿no?
-¿Acá estaba  la casa de Montero?
-¿Qué Montero, el de la calle?
- ¡No me acuerdo!

3 comentarios:

  1. ¡Hola tía!

    Si... es realmente una lástima lo de las demoliciones. He leído algo de que la IMM no puede hacer demasiado, debido al bajo presupuesto con el que cuenta la Unidad de Patrimonio. Sé que hay prioridades, pero muchas veces pienso que faltan ideas (como en muchos otros ámbitos)

    Como por ejemplo:

    - Ofrecer algún tipo de ayudas para la restauración de fincas que tienen valor patrimonial (no tiene porque ser dinero, podría ser la supresión de algún impuesto a quienes lo hagan)

    - Promover alguna regulación para las nuevas construcciones (que tengan que -de forma obligatoria- mantener, aunque sea, la fachada original)

    -Fuertes impuestos a las nuevas construcciones que, para su realización, demuelan un edificio de carácter histórico.

    - Coordinar actividades con la Facultad de Arquitectura y la Escuela de Bellas Artes para recuperar de forma gratuita (o muy barata, a modo de práctica) estas edificaciones...


    Quizás esté equivocada y estas cosas ya existan, pero creo que si es así, no están funcionando bien...

    Un beso grande, me gustó mucho tu artículo. ¡Y los demás también!

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  2. Tus ideas son muy buenas, Ana Clara. Yo tengo una muy mala experiencia con los servicios que brinda la IMM. Con tu tío hicimos reclamos por los ruidos molestos que nos causó -y aún causa- el hotel que construyeron pegado a nuestro edificio y se logró muy poco. Ya lo dijo Quevedo: en su letrilla-se refiere al dinero-
    "Más valen en cualquier tierra
    sus escudos en la paz
    que rodelas en la guerra
    pues al natural destierra
    y hace propio al forastero
    poderoso caballero es don Dinero".
    Un beso y gracias por escribir un comentario

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  3. Me faltó un verso:
    "Fijaos si es harto sagaz"
    (Eso me pasa por hacerme la viva y citar de memoria jajajajajajaja)

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