Una hermosa postal de Ilhabela |
Indudablemente una buena
excursión depende casi absolutamente del guía. Si es eficiente, sale perfecta,
y si es regular, te tenés que aprontar para correr, para pegarte a otros excursionistas con el
objetivo de no perderte, y sufrir. Hubo una señora-que no iba en excursión, se
“largó” sola con una amiga- y se quedó en Ilhabela.
Javiera controlando. El ómnibus tiene el número 26 -y los excursionistas también-. |
Sí. Así como lo leen. La
excursión, o las bajadas a Ilhabela de forma personal tenían un “plazo de
tiempo” para volver en las lanchas hasta la nave Costa Pacífica, porque no
trasladan hasta muy tarde. Era 1º del año 2015. Probablemente se distrajo y por
eso perdió el barco; Ilhabela- Isla Bella- tiene muy bien puesto el nombre. Es
una especie de paraíso luminoso, con casas de estilo, posadas, paradores-del
lado que visitamos-. La guía nos dijo que del otro lado de la isla, viven aún comunidades de pueblos originarios. Yo fui
en una excursión paga y me tocó con Javiera, una guía chilena sensacional,
simpática, cuidadosa y sumamente eficaz. Iba otro guía para los italianos. Por
suerte, Javiera nos hablaba en español.¡Y no se le “perdió” nadie! Nos “etiquetó” uno por uno con una
pulsera, -además de la correspondiente etiqueta con el número del ómnibus- nos mostró todo lo posible-había lugares
cerrados por la fecha- y finalmente, nos dejó en la playa Do Curral. (Sería “playa
del corral” en español-)
Otra postal de Ilhabela con el Crucero atrás y lanchas de paseo |
Nos explicó-además- hasta los significados de los nombres de los lugares y también algunas de
las leyendas. Allí, pudimos disfrutar de
un buen rato de playa, tomar baños de agua cristalina, sentarnos debajo de los
quitasoles, y tomarnos una buenísima caipiroska. La excursión que elegí no
incluía nada de “trekking”-que casi todos traducen por “senderismo”, pero son por
caminos agrestes, rodeados de vegetación. Yo
preferí ir en plan “light” para disfrutar del paseo y no arriesgarme a
posibles picaduras de diferentes insectos. Por supuesto que para toda excursión
que incluya naturaleza hay que embadurnarse bien con protector solar y darse –
a cada rato- una buena fricción con repelente de insectos. Por lo menos en mi
caso, porque los mosquitos suelen asesinarme a mansalva. Tomé-como siempre- las
debidas precauciones- y no tuve ningún inconveniente. La isla es hermosa, la
playa del Corral también, y Javiera fue una exquisitez en forma de guía.
¡Millones de gracias, Javiera!
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