jueves, 8 de enero de 2015

MI PRIMER CRUCERO UNA EXPERIENCIA VARIOPINTA FORTALEZAS: EXCURSIÓN A ILHABELA: UN PARAÍSO TERRENAL


Una hermosa postal de Ilhabela 

Indudablemente una buena excursión depende casi absolutamente del guía. Si es eficiente, sale perfecta, y si es regular, te tenés que aprontar para correr,  para pegarte a otros excursionistas con el objetivo de no perderte, y sufrir. Hubo una señora-que no iba en excursión, se “largó” sola con una amiga- y se quedó en Ilhabela.
Javiera controlando. El ómnibus tiene el número 26 -y los excursionistas también-. 


 Sí. Así como lo leen. La excursión, o las bajadas a Ilhabela de forma personal tenían un “plazo de tiempo” para volver en las lanchas hasta la nave Costa Pacífica, porque no trasladan hasta muy tarde. Era 1º del año 2015. Probablemente se distrajo y por eso perdió el barco; Ilhabela- Isla Bella- tiene muy bien puesto el nombre. Es una especie de paraíso luminoso, con casas de estilo, posadas, paradores-del lado que visitamos-. La guía nos dijo que del otro lado de la isla, viven aún  comunidades de pueblos originarios.   Yo fui en una excursión paga y me tocó con Javiera, una guía chilena sensacional, simpática, cuidadosa y sumamente eficaz. Iba otro guía para los italianos. Por suerte, Javiera nos hablaba en español.¡Y  no se le “perdió” nadie! Nos “etiquetó” uno por uno con una pulsera, -además de la correspondiente etiqueta con el número del ómnibus-  nos mostró todo lo posible-había lugares cerrados por la fecha- y finalmente, nos dejó en la playa Do Curral. (Sería “playa del corral” en español-) 
Otra postal de Ilhabela con el Crucero atrás y lanchas de paseo 


Nos explicó-además- hasta los significados de los  nombres de los lugares y también algunas de las leyendas.  Allí, pudimos disfrutar de un buen rato de playa, tomar baños de agua cristalina, sentarnos debajo de los quitasoles, y tomarnos una buenísima caipiroska. La excursión que elegí no incluía nada de “trekking”-que casi todos traducen por “senderismo”, pero son   por caminos agrestes, rodeados de vegetación. Yo  preferí ir en plan “light” para disfrutar del paseo y no arriesgarme a posibles picaduras de diferentes insectos. Por supuesto que para toda excursión que incluya naturaleza hay que embadurnarse bien con protector solar y darse – a cada rato- una buena fricción con repelente de insectos. Por lo menos en mi caso, porque los mosquitos suelen asesinarme a mansalva. Tomé-como siempre- las debidas precauciones- y no tuve ningún inconveniente. La isla es hermosa, la playa del Corral también, y Javiera fue una exquisitez en forma de guía. ¡Millones de gracias, Javiera!

 
En lanchas como esta había que arriesgarse para llegar a Ilhabela, ¡pero valió la pena! 

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